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Un veraneo real por España
Seis años después de la proclamación de Felipe VI, la familia real son los mejores embajadores del turismo nacional
La mejor campaña para la recuperación del motor económico del país y en la Casa Real lo saben, sería ver a don Felipe, a doña Letizia y a sus dos hijas haciendo turismo gastronómico, cultural y de interior por España. De momento han anunciado que recorrerán las 17 autonomías españolas y han presentado la campaña “Spain for sure” que se apoya en rostros reconocidos como Rafael Nadal, Valentín Fúster, José Andrés, Isabel Coixet o Ana Botín para apoyar la idea de país seguro para el turismo.
El turismo español, como motor económico, necesita un plan de choque que tiene a la Familia Real española como bandera y en la Casa Real lo saben. Son conscientes de la oportunidad que tienen para llevarlo a cabo. Si don Felipe y su familia dedican unas jornadas en agosto, mes tradicional para las vacaciones reales, a recorrer lugares de nuestra geografía, es indudable que ayudarán a reforzaresa idea de la campaña que acaban de lanzar de España como país seguro sanitariamente.
A propósito del extraño verano que se avecina, puede ser el momento en el que la Familia Real, aproveche para iniciar la ruptura con la costumbre heredada de los reyes Eméritos de veranear en Mallorca. El turismo supone casi el 14% del PIB en España y nadie duda de que es necesario apoyarlo y reactivarlo. Ver a nuestra Familia Real en distintos lugares de España, es la mejor imagen de país turístico seguro.
Para este relanzamiento del turismo no serán suficientes los millones de euros que prometen los gobiernos, ni los pactos entre países, ni los corredores seguros, se requiere confianza y ésa la darían los reyes. Nadie duda de que ese tipo de fotos de la familia real posando en marcos incomparables, se hacen vírales y tienen un gran impacto positivo imposible de pagar. Las redes sociales enseguida las convierten en trending topic y sería una campaña de marca España impagable con un coste casi cero porque a nadie se le escapa que la máxima de la familia Borbón es “la vocación de servicio”, que en este caso se ve recompensado con el descubrimiento de lugares turísticos maravillosos, sin necesidad de salir al extranjero.
Este cambio de rumbo vacacional, que podría iniciarse en un par de meses, estaría motivado por el deseo de arrimar el hombro que desde la jefatura del Estado, se quiere transmitir desde que comenzó la pandemia. Quién sabe si las circunstancias especiales que vive España podría servir para una modificación de la costumbre veraniega, con la que doña Letizia no ha estado siempre de acuerdo, con ese comienzo de vacaciones en Mallorca.
Nada de esto tendría que ver con la poca ilusión que le hace a doña Letizia veranear en Marivent y sí con la necesidad de paliar la ausencia de los casi 85 millones de turistas que, en el último Fitur, se preveían para este año. Es sabido que el deseo inicial de doña Letizia, desde que llegó a la familia real, habría sido pasar sus vacaciones públicas en otros lugares de nuestra geografía, deseo que no ha podido llevarse completamente a cabo en estos 15 años de veraneo real, en los que ha acudido más con resignación que con agrado a Mallorca. En este proceso de desescalada vacacional es evidente que no se puede prescindir de un breve paso por Mallorca.
Marivent es una fortaleza en la que no hace falta establecer ningún cordón sanitario, en sí mismo, es un lugar libre de virus que permite la distancia social y mucho más. Hasta que apareció el covid, la costumbre ha sido pasar una semana en Mallorca y luego, partir hacia un lugar secreto para veranear en la intimidad del extranjero. Este año no habrá Copa del Rey de Vela, que suponía un importante ingreso económico y publicitario para Baleares y marcaba el inicio de las vacaciones reales. Este extraño verano en el que el sector turístico nacional necesita de un gran empuje, qué mejor que ver a los cuatro miembros principales de la familia real, haciendo un tramo del camino de Santiago o pasando unos días en residencia de La Mareta en Canarias, recorriendo plantaciones de arroz en el Delta del Ebro ó paseando por el Coto de Doñana.
No solo sería el inicio de un cambio en sus vacaciones para veranos futuros, también don Felipe y doña Letizia, saben que es la mejor manera de arrimar el hombro en la recuperación de los distintos destinos turísticos de España que necesitan de esa reactivación. Turismo por España y ruptura con el veraneo heredado de los reyes Sofía y Juan Carlos.
Si el inicio de la luna de miel de los entonces principes de Asturias comenzaba por distintos marcos incomparables españoles: Cuenca o Teruel y que tanto se puso en valor, abrir el abanico de opciones vacacionales, también sería muy bien acogido. Y más cuando el gobierno quiere reactivar el turismo apoyándose en la gastronomía, la cultura y el interior, más que en la playa.
Con respecto a las pequeñas Leonor y Sofía, también hay un replanteamiento. Las niñas ya habían adoptado la costumbre de pasar un mes en un campamento de Estados Unidos, afianzando el idioma, la convivencia y aprendiendo diferentes deportes, entre ellos la vela que no quieren practicar en Mallorca. Este año acudir al campamento americano se complica, tendrán que hacer un receso en esa incipiente costumbre, llevaban dos años seguidos acudiendo al campamento veraniego en USA. Es mejor no correr riesgos y quedarse en España.
El ministro Ábalos confía en que el sector se reactivará a finales de junio “hay que hacer de España un país atractivo desde el punto de vista sanitario” y para ello qué mejor que ver a los miembros de la familia real comiendo en un asador de Bilbao o haciéndose fotos en un atardecer en los jardines de la Alhambra o visitando el IVAM de Valencia. Los responsables del sector, coinciden que el turismo exterior tardará en recuperarse y que si salvan algo, será con el 42 por ciento de españoles que veranearan sin salir del país y con los extranjeros de países próximos, que se moverán a sus segundas residencias.
Hay zonas de España que sufriran menos, las que recogen las segundas viviendas de los españoles: Valencia, Castellón, Almería, Costa Cálida, Costa tropical, Costa de la Luz y Costa vasca, que reciben un 60% de turismo nacional. Sin embargo, a la Costa del Sol, la costa Brava, Baleares y Canarias, apenas llegan un 35% de españoles, en esos lugares es donde hay que animar a los extranjeros, norteamericanos, ingleses, alemanes, franceses e italianos, a que regresen.
Gracias a que la Familia Real dispone de una magnífica casa, La Mareta, en la playa de Teguise en Lanzarote, no sería mala idea pasar unos días por allí y más porque el 85% de los ingresos canarios, llegan del turismo. Precisamente en diciembre de 2005, doña Letizia y don Felipe, posaron en las puertas de La Mareta con su hija Leonor, un bebé de dos meses de edad que vestía pantalones vaqueros y zapatillas deportivas, en vez de la típica ranita de flores.
Otro destino que depende del turismo extranjero es Baleares. En la isla, la mejor embajadora de normalidad es, sin discusión, la reina Sofía que, aunque ya haya superado la edad de jubilación, hasta la llegada de la pandemia, ha mantenido una discreta agenda y es en ella en quien pueden enfocarse para lanzar el mensaje Baleares seguro sanitariamente. La reina Sofía pasea por sus calles y compra en sus comercios con soltura. Y si la reina Emérita se hace acompañar por su hija Elena o algunos de sus nietos Marichalar o Urdangarin, el refuerzo es mayor porque ellos potenciarían toda la parte de deportes que se pueden practicar sin temor a contagios en las islas, independientemente que la Costa del Sol sea un destino más acorde con Froilán o con Victoria Federica.
Con el rey Emérito, no es previsible que pueda contarse y dado el cordón sanitario que se ha establecido con el soberano, es mejor dada su vapuleada imagen que se limite a salir a comer o a navegar por Sanxenxo, en Galicia y punto.
Desde luego no es año para que Letizia y Felipe pasen sus vacaciones privadas, en Grecia o Portugal, como han hecho en alguna ocasión, porque esos dos destinos, junto a Grecia, Malta, Bulgaria o Chipre serán lugares hacia los que se inclinarán los turistas que este año no pisarán nuestro país y por mucho que nos desescalemos las previsiones con las que empezaba este año Fitur, anunciando en la cena del 40 aniversario, con los reyes Letizia y Felipe presentes, que llegaríamos a los 85 millones de turistas, será imposible. De ahí que unas “vacaciones” de los reyes Felipe y Letizia con sus hijas poniendo en valor el turismo gastronómico, cultural y de interior de España sean tan necesarias como oportunas y en la Casa Real lo saben porque éramos el segundo país del mundo en gasto y llegada de turistas. Al cierre del año 2019, los ingresos que generó el turismo internacional ascendieron a 70.900 millones
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