Realeza

El Duque de Edimburgo se niega a celebrar sus 100 años de vida: “No me imagino nada peor”

La Reina Isabel quiere celebrarlo por todo lo alto, como hizo con el centenario de su madre, pero su marido ya ha expresado su rechazo a conmemorar que hace un siglo que vino al mundo. El motivo: su coquetería y orgullo.

La reina Isabel II de Inglaterra y el duque de Edimburgo
La reina Isabel II de Inglaterra y el duque de Edimburgolarazon

El marido de Isabel II de Inglaterra, a falta de seis meses para cumplir cien años, ya ha expresado su deseo de evitar cualquier tipo de celebración pública de su centenaria onomástica. Desde que, en verano de 2017, la reina anunciara que su marido abandonaba su papel institucional en un comunicado que sorprendió a todo el mundo, apenas se ha dejado ver.

A punto de cumplir los 100, disfruta de su vida alejado de los compromisos públicos y vive entre su residencia de campo, Sandringham House y el castillo de Windsor. Entre estas dos impresionantes propiedades reales lleva meses confinado debido al Coronavirus y a su deseo de vivir en el campo, lo más alejado posible de la actividad pública y de Buckingham Palace.

Desde entonces, son muy pocas las ocasiones en que hemos podido ver al esposo de la Reina. Tan sólo ha aparecido puntualmente en actos ineludibles como la boda de su nieta, la princesa Beatriz de York con el italiano Edoardo Mapelli en julio del 2020, o la imagen difundida junto a la Reina con motivo de su 99 cumpleaños, el 6 de junio de 2020 en Windsor. Los motivos de la extraña invisibilidad del Windsor más longevo es, según deslizan desde su entorno, su tradicional coquetería. El duque no quiere que le vean con bastón o con cualquier otro signo de su declive físico.

Aunque goza de un estado físico envidiable teniendo en cuenta su avanzada edad,su salud es un asunto que preocupa en el Reino Unido especialmente estos meses con la pandemia. En los últimos años ha tenido varios sustos que le han llevado a ingresar en diferentes hospitales. Sus problemas de movilidad tras una lesión en la cadera y un accidente de tráfico conduciendo su vehículo han acabado por limitar su vida social y pública ya que su “orgullo” le impide mostrar sus dolencias, haciendo ímprobos esfuerzos por mostrarse en plenas facultades. Por eso, el Duque prefiere evitar los fastos de celebración de sus 100 años, que le implicarían un gran esfuerzo físico para estar a la altura del acontecimiento debido a su autoexigencia.

La reina Isabel II de Inglaterra (c) y a su esposo, el duque Felipe de Edimburgo (i), durante un acto en el que la soberana bautizó un portaaviones que lleva su nombre en los astilleros de Rosyth, en el condado de Fife, oeste de Escocia.
La reina Isabel II de Inglaterra (c) y a su esposo, el duque Felipe de Edimburgo (i), durante un acto en el que la soberana bautizó un portaaviones que lleva su nombre en los astilleros de Rosyth, en el condado de Fife, oeste de Escocia.larazon

“Necesita varias horas de lenta preparación y se levanta tan temprano como sea necesario para asegurarse de que está a tiempo”, reveló Ingrid Seward, una escritora de la realeza al diario El País. “Hace un gran esfuerzo cuando tiene que hacer acto de presencia y sabe que tiene que estar en su mejor momento. No quiere que lo vean con un bastón, y nunca consideraría un andador”, agregó la especialista. Para mostrarse en forma en sus escasas apariciones en público, el Duque se somete a diario a entrenamiento y sesiones de rehabilitación que le permiten mantener su cuerpo tonificado.

Por otro lado y debido a las restricciones impuestas por la pandemia, el Duque puede excusar su deseo de no celebrar su cumpleaños amparándose en “seguir las líneas marcadas por el Gobierno” y no celebrar eventos a gran escala en Buckingham “como precaución por las circunstancias actuales”. Pero al margen del Covid, lo cierto es que el marido de la reina Isabel no quiere saber nada de celebraciones en público. Cumplir 100 años no le produce ninguna ilusión, al contrario.

El centenario de la Reina Madre, la otra Windsor que cumplió los 100

De hecho, en el año 2000, con motivo de la celebración del cumpleaños de la Reina Madre, aseguró que no se podía imaginar nada peor que cumplir cien años. Entonces los Windsor tiraron la casa por la ventana para celebrar el primer centenario en la historia de su monarquía. Fueron seis meses de festejos que dejaron exhaustos a todos los miembros de la Familia Real Británica y que culminaron con un espectacular desfile, como nunca se ha visto en las calles de Londres.

La Reina Isabel II
La Reina Isabel IIBUCKINGHAM PALACEEFE

Su ex suegra, Elizabeth Angela Margarita Bowes-Lyon, viuda del Rey Jorge VI, celebró con orgullo su 100 cumpleaños, aguantando horas actos protocolarios, saludos y desfiles en su honor. Rechazó el brazo que le ofrecía su nieto favorito, Carlos de Gales, para caminar juntos hacia la muchedumbre, declinó usar una silla que le instalaron frente a Clarence House, su residencia londinense, en previsión de su agotamiento y hasta estuvo tentada de prescindir del sus bastones.

Con un tocado celeste salió al balcón del Palacio Buckingham para escuchar las notas de Cumpleaños feliz que tocó un regimiento de los guardas irlandeses. Aclamada por casi 40.000 británicos y emocionada, reconoció que fue el mejor de sus cumpleaños, al poder sentir como nunca el cariño de sus súbditos.

Hasta su hija quiso ese día cederle todo el protagonismo a su anciana madre, un homenaje caluroso a la consorte del Rey Jorge que estaría deseando repetir con el hombre de su vida, Felipe de Edimburgo, a quién a pesar de las sospechas de infidelidad en su matrimonio, nadie puede negar que ha cumplido con creces su obligación de acompañar en el trono a Isabel II con dignidad y respeto asumiendo su plano secundario.