Casas reales

El discreto 99 cumpleaños del duque de Edimburgo

Felipe de Edimburgo quiere hoy «una celebración tranquila» y «sin alboroto» en Windsor junto a su esposa, Isabel II, durante una de las etapas más convulsas para la Corona Real británica

En todo momento estuvo lloviendo, pero aguantó estoico bajo su bombín, ya que decidió no ponerse el uniforme de gala para pasar revista durante un desfile de la Royal Navy. Después de los tres tradicionales «hip hurray», se despidió con una sonrisa y entró en el Palacio de Buckingham. Aquel agosto de 2017 no hubo más miembros de la familia real. Sin embargo, el acto estuvo cargado de simbolismo. Y no solo porque el príncipe Felipe tiene el rango de capitán general de la Royal Navy tras prestar sus servicios a la marina durante la Segunda Guerra Mundial, sino porque se trataba de su último acto en solitario. Desde entonces, el duque de Edimburgo ha estado apartado de la vida pública. Pero hoy, el marido de Isabel IIvuelve a tomar todo el protagonismo al cumplir 99 años.

Felipe de Edimburgo goza de buena salud a pesar de su avanzada edad. Aunque las pasadas Navidades tuvo que ser hospitalizado por unos problemas respiratorios. Hace unos días, su prima Myra Butter, de 95, confesó al «The Daily Mail» que «tiene una mente increíblemente activa» y que es «un gran lector». Según Lady Butter, lo que mantiene tan activo y saludable al padre del príncipe Carlos es que «todavía pinta, ve a sus caballos y se mantiene al tanto de todas las noticias».

Unos jóvenes Felipe de Edimburgo e Isabel II, durante su enlace matrimonial el 20 de noviembre de 1947
Unos jóvenes Felipe de Edimburgo e Isabel II, durante su enlace matrimonial el 20 de noviembre de 1947APAP

En julio de 1939, cuando Jorge VI y su esposa llegaron al puerto en el yate Victoria & Albert, Felipe fue el encargado de escoltar a las dos princesas. Tras la cena, su tío, que estuvo presente en la velada, escribió en su diario: «Volvió para tomar el té y tuvo mucho éxito con las niñas». No podía imaginarse cuánto. Contrajo matrimonio con Isabel el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster. Aquel año, adquirió la nacionalidad británica renunciado a sus títulos griegos. Según sus allegados, aquellos años fueron «los más felices» para el hoy príncipe. Estaba dedicado a su carrera naval e Isabel se comportaba como cualquier otra mujer de un oficial de la marina. Hacían picnic los fines de semana y quedaban con amigos. Pero todo cambió en 1951, cuando Isabel se convirtió en monarca.

Un almuerzo con la reina

Confinado en el castillo de Windsor desde el inicio de la pandemia del coronavirus junto a la reina, de 94 años, Felipe de Edimburgo ha pedido para este miércoles «una celebración tranquila, sin alboroto», según dicen desde Palacio. Por lo que es muy probable que todo se reduzca a un almuerzo con la soberana. En cualquier caso, tranquilo no es precisamente cómo está el panorama hoy en la Casa Real. Su hijo mediano, Andrés, está en plena polémica por su controvertida amistad con el estadounidense Jeffrey Epstein, quien se quitó la vida en la cárcel tras ser acusado de tráfico sexual de menores. Una mujer, Virginia Giuffre, que ahora tiene 36 años, ha asegurado que fue coaccionada por el millonario norteamericano para mantener relaciones sexuales con el duque de York cuando tenía 17, una acusación que él niega. Y el temporal llega cuando los británicos aún no se han recuperado del shock del «Megxit». Harry y Meghan han pasado de ser dos de los miembros más populares de Palacio a los más criticados. El pueblo no perdona al nieto del duque de Edimburgo que se haya ido a tener una vida de lujo en Los Ángeles desligándose completamente de la corona.

Por su parte, Guillermo (segundo en la línea de sucesión) y Kate han tenido que desmentir las noticias que apuntaban que están cansados por la gran agenda que tienen que afrontar ahora después de que los duques de Sussex hayan desaparecido. Y el heredero, el príncipe Carlos, recién recuperado tras haber dado positivo en coronavirus… simplemente está ahí. Aunque últimamente no se ha visto salpicado por ningún lío a los que acostumbra meterse.