Crónica
Los sábados de Lomana: El indignante sabotaje al Hospital Zendal y la suerte de tener a Ayuso
“Los madrileños deberíamos reaccionar contra todo este perverso ataque a un hospital ejemplar para España y para Europa”
Estamos contemplando lo nunca imaginado. Desde que se puso en marcha el Hospital Zendal, construido durante y para la pandemia, la izquierda no ha cesado de criticarlo duramente. Incluso algunos sindicatos. Pero ya el colmo son los actos de sabotaje en sus instalaciones poniendo en peligro la vida de los pacientes. Urge investigar quién comete estas acciones perfectamente organizadas, robando medicamentos, cortando y arrancando cables, boicoteando el hospital hasta el punto de manipular los alimentos y decir que están en malas condiciones. Lo tremendo es que al robar o hacer desaparecer medicamentos inmediatamente en los medios afines saben qué medicina concreta es la que falta. Este tipo de sabotajes está castigado en el Código Penal. Se entiende que el autor sabe perfectamente que su acción provoca un peligro jurídicamente desaprobado que afecta a la vida humana. Esto es exactamente lo que ocurre atentando contra instalaciones médicas que sirven para mantener con vida a los enfermos de la covid en el Hospital Zendal.
Aquel que corta deliberadamente un suministro eléctrico del hospital sabe que provocará disfunciones en respiradores y demás instrumental médico y que si un respirador deja de funcionar, se provoca un peligro que afecta a la vida de los pacientes.
Si no fuese por este ejemplar y fantástico hospital, se habría bloqueado por completo el sistema sanitario madrileño, que es lo que desearían algunos partidos de la oposición, que de manera mezquina parece no importarles que los que están en esas instalaciones son pacientes que se están curando.
En el Hospital Zendal hay actualmente 528 camas de hospitalización, 44 de cuidados intensivos y 96 de cuidados intermedios. Además están habilitando un tercer pabellón con 352 camas por si fuese necesario.
Estoy escribiendo con conocimiento de causa directa ya que una persona muy querida y cercana mía está hospitalizada ahí con oxígeno. Según nos escribe, el trato, instalaciones, cuidados, incluso la comida no pueden ser mejores. Entró en circunstancias difíciles hace menos de una semana y está mejorando por días muchísimo. No puedo agradecer más a todo el personal sanitario y médico desde aquí.
Nuestra presidenta, Isabel Díaz Ayuso, cada día me gusta más. Tiene unas convicciones firmes que defiende contra viento y marea. Exactamente eso es lo que necesitamos. Ha tenido la generosidad de poner este hospital de emergencias al servicio de todas las comunidades que están saturadas y lo necesitan. En mi opinión, los madrileños deberíamos reaccionar contra todo este perverso ataque a un hospital ejemplar para España y para Europa. Ya sabemos que somos «la joya de la corona» que los socialistas tanto ansían, pero para conseguirlo no se emplean estas malas artes, sino la urnas. Me extraña sobremanera el silencio de nuestro Gobierno, que debería ser el primeros en apoyar y felicitar esta gran obra. Sánchez está desaparecido, el complejo de Moncloa es un lugar acogedor donde nada malo puede pasarle.
Es difícil gestionar nuestro país valleinclanesco en el que están todos contra todos, sin cultura ni sensibilidad; un país en el que los que decían venir a terminar con la casta privilegiada ahora son los abanderados de la misma, incluso utilizando nuestros impuestos para subterfugiamente pagar hasta a la «nanny» de sus hijos, la persona que les calienta el coche antes de que sus excelencias salgan de casa y que les pasea los perros. Todo eso pagamos nosotros a la parejita de Galapagar, que han adquirido en tiempo récord los hábitos burgueses que tanto criticaban.
Decía Unamuno: me duele España... A mí también.
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