Las mafias marroquíes utilizan el nombre de Cristiano Ronaldo para convencer a los “menas” de su país para que se arriesguen a colarse en Ceuta ilegalmente. Con la promesa de que el futbolista les estará esperando en la ciudad española consiguen “reclutar” a chavales que les pagan 18 euros por cabeza para iniciar una aventura sin final feliz.

Ante la mentira y la desmoralización muchos acaban regresando al otro lado de la frontera hundidos y crispados. La frustración hace mella en unos chicos, algunos ni han cumplido los diez años de edad, que soñaban con conocer a su ídolo y con que el portugués universal les ayudara a quedarse en Europa. Cristiano no tiene ni idea de la ni se imagina que estén usando su nombre como reclamo.

Curiosamente, el futbolista es un enamorado de Marruecos, a donde solía viajar con frecuencia para visita a un íntimo amigo boxeador. Pero al marcharse a jugar a Italia esas escapadas se fueron espaciando.