TV
¿Será Esperanza Aguirre la nueva Ana Rosa Quintana?
Repasamos las razones por las que la ex política es el animal televisivo que no sabíamos que necesitábamos
Esperanza Aguirre ha demostrado en cada una de sus comentadísimas apariciones en la pequeña pantalla ser un auténtico animal televisivo. El mundo de la política española cada vez coquetea más con el del espectáculo, donde «Mask Singer» se erige como el «show» en el que todo tipo de personalidades conocidas pueden divertirse y emplear cada actuación como una catarsis folclórica destinada a ganar el cariño de la audiencia. Toni Cantó asentó las bases de este romance entre política y televisión para que la otra noche Esperanza Aguirre dejara a España boquiabierta al lanzar al suelo su máscara de mariposa y revelar que era ella quien se encontraba debajo del disfraz. «¡Una locura! No os hacéis idea de lo que pesa esto. Es como llevar un becerro a hombros. No sabéis lo que es esto. He comprendido a la gente que no ve». Con esas palabras Esperanza Aguirre se quitaba, literal y metafóricamente, la careta, pues con su actuación ha demostrado que la televisión es su medio idóneo. Estas son las claves que hacen de ella un caramelo catódico.
Los Biden han convertido a sus perros en un arma política, pero no podemos dejar de señalar que Esperanza Aguirre se encargó mucho antes de hacer de su perro, Pecas, un aliado. Incluso se llegó a rumorear que Isabel Díaz Ayuso (que lo desmintió) era la «community manager» de la cuenta del famoso can, cuya muerte anunció Aguirre en una entrevista con Mamen Mendizábal. Esperanza contó, visiblemente emocionada, que su mascota había sido atropellada, y su capacidad para mostrar emociones en entrevistas televisadas fue esencial para que la ciudadanía relacionara su actitud con la que tienen las «influencers» en sus perfiles sociales al no ocultar sus tropiezos y emociones a sus seguidores.
Más allá del escaño
Esperanza ha demostrado sentirse cómoda en platós televisivos cuyo contenido se escapa del ámbito de la política. Aunque la primera en activo en atreverse a poner a prueba su cultura e ingenio en «Pasapalabra» fue Andrea Levy, Esperanza Aguirre ya había pasado antes por el programa. Por más que su intervención no fue impecable (las redes sociales, siempre con los cuchillos a mano, se cebaron con ella), se mantuvo durante todo el «show» con una inalterable sonrisa con la que recordamos las palabras de Isabel Pantoja acerca de la importancia de sonreír incluso en los momentos más delicados. «Hagas lo que hagas, el público en plató te aplaude», explicó la ex presidenta madrileña. Lo que pasó en Twitter, por supuesto, ya fue otro tema bien diferente...
Su presencia en «Mask Singer» ha sorprendido a todos. Con su participación, Esperanza Aguirre sigue los pasos de Sarah Palin, que confesó haber actuado en la versión americana del programa para darle una bofetada a sus «haters» (odiadores). «Sabía que la máscara resultaría una experiencia liberadora y refrescante, así como una forma de hacer un respetuoso corte de mangas a los ’'haters’' del mundo. Les he demostrado que podría hacer lo que quisiera sin importarme lo que digan, porque no sabrían que se trataba de mí. Así que todo ha salido de lujo», aseguró al presentador Nick Cannon. No olvidemos el hecho de que Palin ha tenido su propio «reality», Sarah Palin’s Alaska, por lo que puede que este sea el comienzo de un nuevo e inesperado capítulo en la carrera de Aguirre.
Su actuación no ha sido un preludio de una carrera musical, sino televisiva, pues Esperanza va a poner su destreza entre fogones a prueba en el «talent» «Celebrity Bake Off», un formato de Amazon Prime que ha resultado ser un auténtico éxito internacional. No solo sus platos son los esperados, sino especialmente su participación junto a la «influencer» Esty Quesada, conocida como «Soy una pringada», que se caracteriza por una actitud deslenguada y una polémica incapacidad de guardarse sus opiniones. Ese cuerpo a cuerpo dará muchos titulares a buen seguro.
Lo cierto es que Aguirre, en muchas ocasiones, funciona como un «reality show», un género del que proviene Donald Trump, experto en adaptar los códigos televisivos a sus discursos, que parecen fruto del trabajo de un guionista experimentado. «Sabemos que todo está controlado y que en ocasiones, hay un guión detrás. Sentimos cierto escepticismo sobre las imágenes mostradas y sobre su realidad, y esta sensación es extensible a cómo entendemos hoy tanto la televisión como la política», explicaba la profesora de sociología Danielle Lindemann a Cover/Line.
La pregunta realmente importante es si estamos asistiendo al nacimiento de un animal televisivo que quizás esté destinado a convertirse en la reina de las mañana. Con su bagaje y su actitud, no son pocos a los que encantaría ver a Esperanza con su propio programa matinal acompañada de un séquito de colaboradores y, quizá, una tacita en la que se lea «El show de Espe».
✕
Accede a tu cuenta para comentar