La crónica de Amilibia

Que lleguen de una vez los extraterrestres

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No creo que haya alienígenas observándonos desde el espacio cercano porque no oigo sus risas. Científicos de todo el mundo se plantean, otra vez, lanzar un saludo cósmico a los seres inteligentes que puedan existir en nuestra galaxia y más allá. Unos consideran que tal saludo puede provocar una invasión y no precisamente pacífica. Otros, creyentes del encuentro amistoso, señalan que el peligro está en nosotros: “Los más probable es que piensen que la humanidad es estúpida”. Ahí le han dado. ¿Y quién quiere hacer turismo en un planeta lleno de estúpidos, quién comerciar con majaderos? Podrían considerarnos, sí, como una especie digna de curiosidad antropológica, pero no sé si eso justifica un viaje tan caro: al precio que se ha puesto el kilovatio/hora, imaginen por lo que pueden salir los viajes a la velocidad de la luz.

Uri Geller, aquel mentalista que doblaba cucharas en el “Directísimo” de José María Iñigo, afirma con seguridad que “los extraterrestres nos van a visitar en un plazo entre 25 y 60 años, y la visita será pacífica”. Dada la racha gafe que llevamos (pandemias, Filomenas, volcanes, sequía, incendios, guerras, inflación, etc.) y que parece ir in crescendo, me temo que, al rechazo que les pueda provocar nuestra estulticia, se sume el peligro de visitar un planeta gafado. Seguro que nada más tomar tierra cerca de la Moncloa y contactar con nuestros dirigentes, se les estropea el motor cuántico de fusión nuclear o el teletransportador modelo “Star Trek”. Bobos y cenizos: unos vecinos poco atractivos.

Pero seamos optimistas: quizá ellos sean sobre todo curiosos y vean todo lo expuesto como ideal para una docuserie sobre “Planetas Imposibles”. En tal caso, si me abducen, no lo tomaré como un secuestro, sino como un rescate. Gracias.