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Banderas: «Sufrir un infarto ha sido de lo mejor que me ha pasado»
El actor celebra su cumpleaños justo antes de asistir a la Gala Starlite junto a otras estrellas
En este décimo aniversario de la gala Starlite no estarán ni Michelle Obama, ni Eva Longoria, ni Melanie Griffith, ni Maria Bravo, pero sin nostalgia y con algo de retraso, 25 minutos, Sandra García-Sanjuán y Antonio Banderas han vuelto al lugar donde todo nació, el hotel Villapadierna en Benahavis, Marbella. Allí, hace diez años, los mencionados –excepto Michelle– convocaban a ricos nacionales y foráneos a rascarse el bolsillo en el contexto de una cena benéfica con el fin de recaudar dinero para las fundaciones respectivas de cada uno.
Gracias a Obama, la Starlite se posicionó inmediatamente en los eventos benéficos del verano. Tenía sentido que la entonces primera dama de EE UU, a cuyo marido, Longoria y el entonces matrimonio Banderas-Griffith habían ayudado en la carrera presidencial organizando encuentros en sus residencias, correspondiese cruzando la piscina de la villa donde se alojaba en el complejo hotelero y presidiera la gala. Eso no sucedió, pero se mencionó a la gala Starlite en todo el mundo y ya no ha dejado de hablarse del acontecimiento veraniego que tiene un fin altruista, recaudar dinero para las organizaciones «Lágrimas y Favores» de Antonio Banderas y la «Fundación Starlite» que preside Sandra García-Sanjuán, concretamente han repartido más de dos millones de euros en obras sociales en estos diez años.
Banderas se despertaba el pasado sábado, el de su 59 cumpleaños, leyendo el mensaje de su novia, Nicole Kimpel, en las redes sociales: «Solo lleva unos segundos decir que te amo, pero me llevará toda una vida mostrarte cuánto. Feliz cumpleaños al amor de mi vida». Luego, celebración familiar con amigos en su casa de Marbella y anoche también los 400 asistentes le cantaban como los coros de Nabucco el cumpleaños feliz en la Starlite, porque es una tradición de esta gala. Antes de ejercer de anfitrión en la cena y firmar en la puerta de la cantera de Nagüelles, lugar de celebración, el actor recibía a la prensa en el lugar donde todo empezó, el Villapadierna, en un coche Ford GT de 650 caballos que cuesta 650.000 euros. «Para mí la gala no es una fiesta, es trabajo y si no ponte un esmoquin con 40 grados en Marbella y suelta una homilía, eso es un palo. Además de haber recibido a un montón de amigos como Mia Farrow o Daryl Hannah, quiero tener un agradecimiento especial para Sara Baras que lleva acompañándonos diez años».
«Una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida es que sufriera un infarto porque me hizo ver las cosas con muchísima realidad. En ese momento estaba metido en un mogollón a nivel personal y psicológico y el ataque al corazón separó todo como el agua y el aceite».
«Estamos intoxicados de política, en mi orden lo tengo en el lugar 50, el año pasado estaba en el 35 y bajando. Los problemas que estamos viviendo con los populismos tanto de izquierdas como de derechas, son por culpa de la imposibilidad de los partidos políticos para encontrar soluciones y la gente se va a los extremos. Hay soluciones para los problemas de norte y sur pero construir un muro es de ser pardillo, se necesitan planes de actuación, como un plan Marshall para África».
«Yo creo en las subvenciones para la Cultura pero no es mi caso. Me puedo permitir utilizar otra fórmula. En Estados Unidos no existe dinero público para el espectáculo. Mi teatro Soho de Málaga no lo hago para ganar dinero, trabajo gratis y pongo dinero y si ganamos se reinvertirá para seguir siendo mejores».
Una de las 80 celebridades que asistía anoche a la gala benéfica era la hija del rey Harald de Noruega, Märtha Louise que lo hizo con su título de princesa por delante, porque recoger un premio por sus labores sociales, no tiene fin comercial comparable a los tour de autoayuda que lleva a cabo por el mundo de la mando de su novio el chamán, Shaman Durek, de ahí que la tratasen de princesa y también le cantase el cumpleaños feliz a Bandera. Con ella también subieron al escenario recoger su premio solidario, porque en la Starlite se recauda dinero pero también se premia la labor solidaria, la modelo Almudena Fernández y Aritz Aranburu, Carlos Rivera o Diego Torres. Y en la subasta hubo cuadros de estilos tan antagónicos como los codiciados del ex Mecano, José María Cano o el de la nuera de Carmen Thyssen, Blanca Cuesta. Por cierto, que hace años en esa misma cantera se conocieron el riquísimo empresario mejicano, Carlos Slim, propietario de FCC, la empresa que fue de las Koplowitz y la baronesa Thyssen, la pareja pasó la noche hablando animadamente de cuadros y de la vida pero lo que pasa en la cantera malagueña, se queda en la cantera.
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