Opinión
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Estamos en un sin vivir con las fotos de Iñaki Urdangarin. Nunca me gustó, incluso desde antes de su boda con la Infanta, cuando me enteré de que el susodicho tenía una novia a punto de casarse llamada Carmen. La pobre se enteró de que su novio iba a casarse con una Infanta de España por la prensa, debe ser el «modus operandi» de este ser que término en la cárcel cuando le «pillaron» con el caso Nóos. La Infanta Cristina se la jugó por él. Siempre estuvo loca de amor y durante el juicio repitió creo que unas 54 veces, «no sé, no tenía idea, no me consta», la pobre pareció tonta amnésica, dejándonos en muy mal lugar a las mujeres. Desde el primer momento que vi las fotos de Bidart me di cuenta de que no les importó nada la presencia del fotógrafo, es más, estaban provocándolas para que explotase todo este impresentable «affaire» con el que han hecho daño a tanta gente. En la vida no se puede actuar así haciendo doblete con su mujer y con la tal Ainhoa, de la misma forma que ella lo hacía con su pobre marido. Hay fotos de la parejita desde septiembre, fotos que hacía la gente con sus móviles. Otra fue en Biarritz, el 26 de noviembre en un restaurante, hecha con el móvil por una de las personas que estaban allí, que se ha quedado sorprendida al ver ahora que la acompañante es la misma que está en las fotos del escándalo. Urdangarin debería haber enfrentado esta situación por su mujer y sus hijos, como lo hace un hombre de bien. Comunicándoselo a su familia y a los medios, y no dejando tranquilamente que lo fotografíen con las manos entrelazadas con otra mujer. Esta forma de actuar es de cobardes, y hace todavía más repugnante la humillación que significa para la Infanta Cristina y sus hijos esta deslealtad. Podía aprender de educación y fortaleza de su hijo Pablo, que contestó de manera impecable a la Prensa. Sus hijos son las víctimas de este individuo, han sufrido muchísimo teniendo que aguantar estoicamente, cuando estaban en Barcelona, insultos y bromas muy desagradables por la calle e incluso en el colegio, hasta que se fueron a Ginebra donde al menos han podido vivir y estudiar tranquilos sin la presión mediática de España. Mi conclusión es que deberíamos dar la enhorabuena a los Reyes eméritos y familia de la Infanta por quitarse de en medio a una persona que tanto daño ha hecho a todos, incluida la Institución monárquica. Cristina se enfrentó a su padre, nunca quiso separarse como la aconsejó todo su entorno, con una lealtad inquebrantable le acompaño siempre, le visitaba en la cárcel sin un atisbo de abandono a pesar de los duros momentos.
Urdangarin paseaba de la mano con su mujer unos días antes de las fotos, pasaron las vacaciones de Navidad juntos con la familia Urdangarin y más tarde se fueron a esquiar. El martes siguiente al fin de semana familiar en la nieve, es cuando decidió ir con su nuevo ligue de paseo por la playa bien agarraditos para que no hubiese duda de quién era ella en su vida. Nunca se fíen de estos advenedizos que casi nunca suelen dar buen resultado.
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