Reflexión

Carlota Casiraghi, la filósofa vestida de Chanel: "Decir la verdad sin delicadeza puede conducir a la aniquilación"

La hija de Carolina de Mónaco ha compartido sus pensamientos más profundos en los Encuentros Filosóficos de Mónaco, que se clausuran hoy

Carlota Casiraghi en Cannes.
Carlota Casiraghi en Cannes. GTRES

Carlota Casiraghi se ha ganado a golpe de reflexiónel sobrenombre de la princesa filósofa. Su saber filosófico es uno de los encantos sobresalientes de la hija de Carolina de Mónaco, además de su belleza y su cautivadora elegancia. Estudió Filosofía en la Universidad de París y aplica lo aprendido como escritora, filósofa y moderadora de coloquios, armonizando con exquisita naturalidad Sófocles, Platón o Baudelaire con Chanel, firma de la que es embajadora.

En Francia, su pensamiento es desde hace años ineludible en cualquier foro intelectual. Se confiesa adicta a los libros: "Lo quiero todo, cogería tantos libros como pudiese, y nunca puedo decidir qué voy a empezar a leer, así que cojo más y más. Nunca me siento culpable, porque siempre me digo a mí misma que no es tan malo ser adicta a los libros", expresó en uno de los encuentros que organiza para la maison Chanel.

Carlota Casiraghi en el desfile de Chanel.
Carlota Casiraghi en el desfile de Chanel. Gtres

Todo vino porque cuando necesitó ahondar en su propia fragilidad existencial, descubrió el poder las palabras y la importancia de expresar nuestras ideas para cambiar la visión del mundo. Así lo ha hecho en los Encuentros Filosóficos de Mónaco que se clausuran este domingo, con un texto centrado en el valor de la verdad. "Ciertamente, debemos aferrarnos a la verdad, buscarla y garantizarla, porque nos protege de la divagación y la extravío, nos impide perdernos en la noche donde todas las opiniones son iguales y todos los gatos son grises".

El placer sádico de "decir las cuatro verdades"

Casiraghi opina que esa verdad también merece un respeto al expresarse: "No es que debamos envolverla en algodón para suavizar su aspereza o edulcorarla. Debe mantenerse y afirmarse con delicadeza. No basta con decir la verdad: debe hacerse soportable y asimilable, no siempre pronunciada sin cuidar que otros puedan recibirla con integridad. A veces es como un placer sádico decir las cuatro verdades, congelar las cosas de tal manera que el otro solo pueda sentirse violado, caricaturizado y reducido a su pasividad y debilidad", dice el texto publicado en "Madame Le Figaro".

Carlota Casiraghi y Beatrice Borromeo.
Carlota Casiraghi y Beatrice Borromeo.Gtres

La "princesa filósofa" ha dejado en estos Encuentros Filosóficos de Mónaco una de sus lecciones más valiosas: "Recibir verdades todo el día sin delicadeza puede conducir no solo al daño, sino a la aniquilación". Aconseja tener en cuenta la historia, el contexto, las circunstancias. "Los mil matices de la sensibilidad y la inteligencia, la multitud de parámetros que rodean el derecho a decir la verdad y el deber de escucharla; en otras palabras, considerar la compleja trama de la que está hecha toda existencia, en proceso de devenir, en perpetuo movimiento. A veces creemos que la lucidez lo justifica todo, que basta con tener razón, hablar, decidir y dar el golpe".