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Carlota Casiraghi, “la princesa cooltureta”

La musa de Chanel huye de los escándalos, ama la filosofía y prefiere los libros a las redes sociales. gusta a los más sibaritas, pero no tanto al resto los mortales...

Carlota Casiraghi
Carlota CasiraghilarazonGtres Online

A las marcas de moda más exigentes no les es suficiente con que sus embajadoras tengan una belleza inmaculada y un armario capaz de ensombrecer al de Eloísa Bercero. Ahora buscan personajes cuya materia gris supere a los quilates de sus joyas, mujeres todoterreno capaces de conducir charlas de literatura o de hablar de filosofía mientras visten looks de Alta Costura. Por eso Chanel se ha enamorado de Carlota Casiraghi, convertida en la Oprah Winfrey particular de la Maison al ser la encargada de liderar encuentros entre escritoras y artistas en los que la actualidad y la cultura son las protagonistas de las charlas.

Los libros que más han marcado a esta licenciada en filosofía y conferenciante no son superventas ni obras destinadas a ser adaptadas por Netflix, sino «Cartas a un joven poeta» de Rilke y «Las flores del mal» de Baudelaire. «Baudelaire me introdujo en un mundo repleto de transfiguración, de transformación, en el que me di cuenta de que el sufrimiento, la oscuridad y lo más mórbido que puede haber dentro de nosotros pueden convertirse en algo bello», asegura. Bello, quizá. Divertido, desde luego, no tanto. Su amor por la lectura y sus charlas han hecho de ella una princesa (por cierto: no lo es) diferente a las demás.

A medida que su vertiente más «cooltureta» fue ganando importancia en su vida, su presencia social ha ido disminuyendo. Sus apariciones y palabras las reserva para las marcas que confían en ella, que son las que al cabo le pagan ingentes cantidades por prestarles su cara y su (cultísimo) discurso. Por más que Mónaco sea más conocida por sus opulentas fiestas y sus imponentes barcos, ella se esfuerza en intentar que el mundo vea en el principado un oasis de reflexión en el que organiza encuentros de divulgación filosófica. En sus contadas apariciones públicas, sus looks se esfuerzan por realzar su carácter bohemio sin olvidarse de la sofisticación (porque no deja de ser imagen de Chanel), como dejó claro en el reciente concierto de verano anual de la Cruz Roja, donde apostó por un vestido corto y tornasolado de la colección Resort 2021 de la Maison, look de estética más cercana al de una cantante de rock que al de un miembro de la familia Grimaldi.

Hace dos años presentó su libro, «Una pasión por la filosofía», en el encuentro segoviano Hay Festival, donde se aseguró de que las preguntas versaran únicamente sobre la obra. El espectáculo, ese al que su vida parecía estar destinada, no le interesa lo más mínimo. Pero, ojo: tampoco lo odia, porque ese es el sentimiento que le perturba más que ningún otro. «Detesto el discurso actual del odio. Es una de las pasiones más difíciles de entender o aceptar. Es algo extremadamente complejo, pero la filosofía puede ayudarnos a analizarlo», aseguró Casiraghi en Segovia. Procedente de una familia experta en escándalos, la joven parece empeñada en no dar ningún titular que acelere el pulso, algo que sin duda admiran las marcas de lujo pero que a nosotros, sinceramente, nos hace bostezar.