Comprometida
Las otras luchas de la Reina Sofía que ocupan su agenda diaria
La madre de Felipe VI despliega su faceta más humana en las causas vinculadas con la salud y el planeta
A la Reina Sofíasu compromiso con la vida le elimina cualquier arruga de la mente y del ánimo. A punto de cumplir 86 años, no se dobla más que para trabajar duro recogiendo plásticos y residuos en entornos naturales, como viene haciendo desde hace años. Es una tarea más en una agenda apabullante, siempre a la medida de sus deberes, inquietudes o desasosiegos, que son muchos.
Podríamos pensar que posee el don de la ubicuidad, pero lo que ocurre es que está allí donde se la necesita. En agosto no faltó a su cita en París para apoyar al Comité Olímpico en representación de la Familia Real. Y el viernes y sábado, 20 y 21 de septiembre, viajó a Lisboa para participar en el Congreso Internacional de Enfermedades Neurodegenerativas, un encuentro científico que reunió a expertos de todo el mundo para compartir los últimos avances en la investigación y tratamiento de estos males que tanto aterran.
Una vez terminadas las conferencias, la Reina recorrió una exposición científica junto a Pascual Sánchez, investigador de la Fundación del Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), quien respondió a su interés por la medicina de precisión, la detección precoz, la experimentación con inteligencia artificial y las nuevas terapias farmacológicas que cambiarán el rumbo de las enfermedades neurodegenerativas. Incansable, ese mismo día por la tarde asistió al concierto de la cantante de fados Katia Guerreiro. Doña Sofía es una gran melómana, por lo que la intérprete le brindó la ocasión de apreciar la riqueza lírica de este género.
Un día después, ejerció como madrina en el acto oficial que se celebró en este mismo Congreso con motivo del Día Mundial del Alzheimer. Fue la encargada de presidir el evento y, aunque no pronunció ningún discurso, introdujo a los ponentes. Entre ellos, Ana Paula Martins, ministra portuguesa de Sanidad, y Leonor Beleza, presidenta de la Fundación lusa Champalimaud, organizadora del encuentro junto a la Fundación Reina Sofía y CIEN. Los participantes insistieron en la importancia de la prevención y una mayor investigación.
Sin diamantes y con las tiaras esperando en el joyero real, Doña Sofía alivia su timidez en este tipo de tareas que le permiten ser espontánea y mostrarse curiosa y sensible con los colectivos más vulnerables, como la infancia y las personas afectadas por una enfermedad neurodegenerativa. En ese querer saber y participar, demuestra firmeza en su propósito.
Una de sus preocupaciones es la enfermedad neurodegenerativa y todos sus trastornos, desde el alzhéimer o párkinson a la esclerosis múltiple. Como presidenta de la Fundación Reina Sofía, apoya aquellas iniciativas que tienen por objeto la investigación y la mejora de vida de los pacientes. Este contrato personal consigo misma la llevó el pasado mes de abril a Cracovia (Polonia) para presidir la sesión inaugural de la 36th Global Conference of Alzheimer’s Disease International. Acababa de recibir el alta después de su ingreso en el hospital Ruber Internacional de Madrid, debido a un problema del tracto urinario que generó preocupación. La madre de Felipe VI mostró que conserva una extraordinaria salud de hierro y, una vez más, antepuso su deber a cualquier molestia.
Amante de la naturaleza
No son las únicas causas en las que está involucrada. Ama la naturaleza y le preocupa especialmente el cuidado del planeta, lo que le lleva a remangarse cada temporada para aportar su granito de arena en la recogida de basuras en entornos naturales, demostrando la misma resistencia en su compromiso ecológico.
El lunes pasado visitó la Montaña Palentina para conocer las investigaciones sobre la conservación del gato montés, cuya población han disminuido o incluso desaparecido en varias partes de Europa. Además de observar la fauna silvestre en su hábitat, recorrió la comarca para conocer las características del paisaje, la ecología del gato montés y sus problemas. En este contexto, la Reina habla con todo el mundo y deja patente que su implicación trasciende el deber institucional.
Su agenda no le impide ocuparse de su familia y junto a ella es habitual que aparezca su compañera de vida, Irene de Grecia, de 82 años, si bien en los últimos meses su salud se ha visto deteriorada, como se desprende de su imagen en silla de ruedas en las reuniones y actos religiosos familiares. La próxima cita real será en Atenas, con motivo de la boda de su sobrina la princesa Teodora, hija de Ana María de Grecia y el fallecido rey Constantino. Volveremos a ver la Reina Sofia, esta vez con zafiros y diamantes, y la misma sensibilidad a flor de piel.