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Cayetana venderá su baño por diez millones de euros
Nadie entiende cómo los responsables oficiales han dado permiso para exportar semejante pieza. «En el mobiliario de Liria no hay nada comparable al baño que Rateau diseñó en los años 30 por encargo del padre de Cayetano –que sí entendía de arte– como sorpresa para esa distante y juguetona esposa a la que llevaba veinticinco años», me confirma un especialista en art decó. El diseñador de Larvin dejó su peculiar sello en estas maravillosas piezas y, sin embargo, aún no se puede comparar con la Virgen de Granada o los Goyas que inmortalizaron a la otra Duquesa Cayetana. Aunque la subasta parisiense no será hasta el 23 de mayo, me aseguran que las conversaciones con el Museo Metropolitan neoyorquino están más que adelantadas. Cayetano Martínez de Irujo, administrador del caudaloso patrimonio dinástico, ha dirigido desde el comienzo la operación del baño de la anterior Duquesa de Alba, muerta prematuramente por tuberculosis. Era nieta de los duques de Híjar y de unos comerciantes bilbaínos del bacalao. Su fortunón ayudó a mejorar los despilfarros de Jacobo Fitz-James Stuart, quien nunca se preocupó del dinero. Gastó a manos llenas y luego a las vacías como buen aristócrata.
«Como lo decó no gusta a Cayetana, este mobiliario fue arrinconado en Liria. Lo almacenaron en el cuarto del servicio, justo entrando a la izquierda», me revela un informante. Este confidente también está al tanto de la venta a realizar en el Christie's parisiense.La decisión de que sea la delegación francesa quien se encargue de la subasta cabreó a la ex duquesa de Fernandina y presidenta de Christie's España, Pilar Medina Sidonia, que se ha sentido algo desplazada, si no superada. El baño fue rehabilitado como si se tratase de un título en desuso gracias al entusiasmo de una multimillonaria canadiense coleccionista. Fernando Martínez de Irujo pensó que se refería al actual de dorada grifería con forma de pato. Nada que ver, porque este artífice de Larvin creó poco y bueno. Concretamente sólo tres de estos baños espectaculares, que podrían haber figurado en la Cleopatra que Claude Colbert protagonizó para Cecil B. DeMille, otra exaltación del art decó.
Aunque el precio de salida es de ocho millones de euros –especialmente por lo difícil de topar con obras de Rateau–, parece que serán finalmente diez el precio fijado para mandarlo a Nueva York, tras ser expuesto en nuestra embajada de la capital francesa. Lástima que la Duquesa haya tenido esa rotura de fémur que no sólo le imposibilitará presenciar las bien montadas pujas, sino estar en la boda que el 4 de mayo celebra en Sevilla el primogénito de Carmen Tello. «Dice que vendrá aunque sea en silla de ruedas», me cuentan. En su palacio de Dueñas las conservan como recuerdo de aquellos malos tiempos en los que no quería operarse y estaba doblada como un junco caribeño. Desprenderse del baño supone un alivio: limpia lo mucho que tiene y, al mismo tiempo, supone una óptima operación crematística. Se recupera una obra insuperable.
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