Miami
Colate no renuncia a su vida en Miami cerca de su hijo
Tras la boda de su hermana, Colate se afianza en Madrid, igual que Alfredo Fraile, aunque mantienen sus despachos en Miami, para los que trabaja Toncho Navas, que fue despedido por Julio Iglesias de manera despiadada; y es que la ternura no está con él. Tampoco el agradecimiento. Ya nadie duda de que el lanzamiento de Olvido Hormigos es un montaje de Toño Sanchís, quien hizo estrella a Belén Esteban, igual que Fraile sacó lo mejor de Julio, algo que no intuyó el entonces brillante Quique Herreros hijo, que más tarde lo soltó para centrarse en promociones hollywoodienses de grandes películas. Está por hacer la de la vida de Julito. Sería un dramón casi vodevilesco, con muchas entradas y salidas o una especie de «habitación impenetrable», porque así conserva el cantante sus derechos de alcoba –menos frecuentada de lo que alardea–, y, a veces, con resultados frustrantes para ellas. No es el romántico que parece con sus canciones, yo solo le vi entregado con Preysler y con Noelia Afonso, entonces Miss Europa, una canaria única que hoy está feliz junto a Santi Puig en su refugio hotelero de Las Madrigueras. Es de los sitios más recomendables, y hasta allí suele escaparse Nati Abascal para alternar sus incesantes visitas al Algarve, en donde proyecta retirarse, «porque no soporto cómo está Sevilla», afirma como excusa para evitar acudir a la Feria y a la Semana Santa, con la misma contundencia con que lo hace la duquesita de Montoro, sin embargo adicta al Palacio de las Dueñas, donde aún hoy madura el limonero de Machado.
Me cuentan que no acaban los trapicheos en torno a los Premios Naranja y Limón, en su tiempo tan prestigiosos. Me dan nombres y apellidos de los cuatro que manejan ese cotarro periodístico convertido en una mina para los aprovechados. Alguno de los interfectos hizo escuela en cargos directivos de medios que terminaron por obligarle a dejarlos. Su «nevera» –término periodístico para definir el archivo donde se almacenan reportajes atemporales– parecía la cueva de Alí Babá y me certifican que la patrocinadora de este año jura que no va a caer nuevamente en la trampa, donde incluso se deslizó Genoveva Casanova, quien aseguró que «El Quijote» lo escribió Quevedo y no Miguel de Cervantes. Eso hace que se pregunten de qué hablaría en su momento con Álvaro Vargas Llosa. Tilda al aire culturizador que el conde de Salvatierra usó siempre con su ex, incluso haciendo que Cayetana le montase una tienda sevillana de etnia africana tras lo aprendido de un Lorenzo Queipo de Llano experto. Carolina Herrera tiene una de sus mesas de ébano en su despacho neoyorquino y siempre presume de ella, realzada por el retrato que Andy Warhol le hizo cuando estaba de mejor ver. Mira que llovió desde entonces.