
Opinión
El diario de Amilibia: La Yoli: ¡Eh, que estoy en el mercado!
Recientemente le confesó a Marc Giró que es «supermonoparental». Le faltó añadir «pero no me conformo para nada con el Satisfyer»

Ha sido, y aún colea, una de las sensaciones de la pasarela playera del verano, aunque no haya merecido portada de «¡Hola!». Hablo de la Yoli en una playa de Vigo con su bikini verde botella. En el vídeo aparece tranquila, moviéndose con serena elegancia como una consumada modelo: no parece en absoluto molesta por la grabación. Se refresca en el agua sin mojarse el moño y vuelve a la arena a ponerse protector solar y leer, unos testigos dicen que «La broma infinita», de David Foster Wallace, y otros, que «España», de Santiago Alba Rico. Enrique Santiago le recomendó algunos nuevos ensayos sobre el «Manifiesto Comunista», pero no parece que le haya hecho mucho caso. Demasiado pesado con estos calores. La novela de Foster trata de un golpe de Estado de los «Asesinos en sillas de ruedas» (Puchi huyó de Barcelona con una conductora que llevaba al lado, en el coche, una silla de ruedas) y la «España», de Alba Rico, habla de un país falto de mitos y con exceso de fantasmas, como si hubiera frecuentado la Moncloa.
Una intelectual y vicetiple segunda, la Yoli, en bikini verde y luciendo cuerpo moreno, no cuerpazo, a los 53. No se le adivina celulitis. Muslos de piel tersa, aunque no son los de Jessica Goicoechea. Culo de buen pasar, pero no comparable al del Apolo de la Moncloa, cantado en su día con lírica casi mística por Boris Izaguirre. Tetas no excesivamente castigadas por la ley de la gravedad pese a la caída de Sumar. No es un vídeo robado, creo. Más bien parece que la Yoli está gritando desde Galicia y a los cuatros vientos: «¡Eh, que aún estoy en el mercado!». Recientemente le confesó a Marc Giró que es «supermonoparental». Le faltó añadir «pero no me conformo para nada con el Satisfyer».
O algo así.
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