Reino Unido

Carrie, la Lady Macbeth de Downing Street

Michael Ashcroft, compañero de partido de Johnson, elabora un perfil muy poco amable de la primera dama

Romy Iris Charlotte Johnson nació el pasado 9 de diciembre en el University Collegue Hospital de Londres.
Romy Iris Charlotte Johnson nació el pasado 9 de diciembre en el University Collegue Hospital de Londres.TOBY MELVILLEREUTERS

Lord Michael Ashcroft es un político conservador forrado de dinero. Tiene vista para los negocios y sabe aprovechar cada oportunidad que se le presenta. Por eso, entre el tiempo libre que le queda gestionando sus empresas y acudiendo a la Cámara de los Lores, escribe libros. Y no libros cualquiera. Se centra en los personajes que están de actualidad en el escenario político y no duda en sacar todos los trapos sucios. Y si son de su propia formación, casi que mejor. De ahí que se haya puesto a escribir ahora sobre Carrie Symonds, la esposa del primer ministro británico Boris Johnson.

El líder conservador, de 57 años, comenzó a salir con su actual esposa, de 33, en 2019, y después de tener su primer hijo, se casaron en mayo de 2021, tras lo que llegó un segundo hijo. Se trata del tercer matrimonio de Johnson. Desde el primer momento, Carrie ha sido acusada de manipuladora. En un principio, el libro iba a salir publicado a finales de año. Pero en medio del escándalo por las fiestas celebradas en Downing Street en pleno confinamiento, la primera dama ha tomado aún más protagonismo. Sobre todo porque supuestamente organizó uno de los eventos que ahora está siendo investigado por Scotland Yard.

En definitiva, el Lord (que es conservador, pero no muy amigo de Boris) no se ha visto en otra oportunidad mejor para publicitarlo y ha comenzado a sacarlo por entregas en «The Mail on Sunday», ofreciendo un perfil de Symonds al estilo de «Lady Macbeth».

Boris Johnson y Carrie after
Boris Johnson y Carrie afterDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

«Johnson no sabe decir «no» a Carrie», dice uno de los testimonios anónimos que aparecen en el libro, titulado «First Lady». «Está atrapado en una relación emocionalmente disruptiva. En el fondo, tiene miedo a lo que ella diga, le está dominando. Él ha llegado a decir en privado: «No hagáis nada que pueda servir para que ella me torture cuando llegue a casa. Tenéis que ayudarme. Mi vida en el hogar es miserable», relata.

«Carrie me mata»

En otro de los capítulos escribe: «Carrie me mata si no le doy el puesto a Allegra», cuenta que le oyeron decir a Boris Johnson cuando su mujer comenzó a colocar en el Gobierno a sus amigos a la vez que la acusan de haber provocado la destitución de cargos que no le parecían bien. Según los testimonios citados por Ashcroft, Johnson tomaba decisiones políticas tras llegar a casa y hablarlas con su mujer.

«Carrie puede ser encantadora, pero siempre está maquinando algo a escondidas», acusan a la joven, que también cuenta con testimonios, esta vez con nombres y apellidos, que la alaban. «Estamos ante el primer caso de una esposa del primer ministro comprometida como activista y con un conocimiento sobre cómo funciona la política. Carrie es muy buena como asesora. Trabajó 15 meses conmigo y sé lo buena que es», decía John Whittingdale, ex secretario de Cultura y Deporte.

Una consorte política

El problema con Carrie es que, a diferencia de otros consortes, sí ha estado involucrada de lleno en la política antes de llegar al número 10 del brazo de Johnson. Mientras que Denis Thatcher era un hombre de negocios, Cherie Blair una abogada, Samantha Cameron una diseñadora y Philip May un banquero, Carrie era ya una influyente figura del Partido Conservador antes de comenzar su relación sentimental con Johnson. Con solo 29 años, fue nombrada directora de comunicaciones en la Sede de la Campaña Conservadora, lo que la convirtió, según la reputada revista «PR Week», en una de las relaciones públicas más poderosas del Reino Unido. Después trabajó como asesora para diferentes políticos que ocupan ahora cargos relevantes en el Gabinete.

Boris Johnson y su esposa Carrie
Boris Johnson y su esposa CarrieNEIL HALL / POOLAgencia EFE

En definitiva, tiene un conocimiento profesional del Gobierno y ha tratado con gran parte de sus protagonistas. A priori, eso tendría que ser un extra a la hora de poder entender a su pareja. Al fin y al cabo, en el feroz mundo de la política, no es sorprendente que un líder hable con la única persona de la que puede estar seguro de que está de su lado. Pero la experiencia de Carrie se convierte al mismo tiempo en su maldición porque, habiendo trabajado en Westminster durante más de una década, se ha ganado influyentes enemigos. Unos la presentan como «extremadamente inteligente» y creen que, si no fuera su mujer, Johnson la habría fichado como asesora. Otros consideran que es «increíblemente manipuladora», de estas personas que «estás con ella o estás contra ella». Por último, está el núcleo duro de los conservadores que la asocian con «el ala más liberal» y temen que esto pueda alejar al primer ministro de determinadas políticas.

Carrie ha soportado muchas críticas, pero con el «Partygate», el malestar ha llegado a tal punto que los aliados de Johnson les animan a escapar de la atmósfera tóxica en Downing Street y mudarse a un hogar menos estresante. No sería algo nuevo en la historia de la política británica. Mary Wilson ya se negó a mudarse al número 10 cuando su esposo, Harold, se convirtió en primer ministro en 1974.