Estética
Fenómeno Ayuso: Las claves de su dieta «no milagro» para terminar el curso en forma
Ha pedido que a los actos nocturnos a los que va no se incluya cena. Evita el pan y limita la pasta, aunque no renuncia a unas chuletas de cordero y a unas cañas
A quien predica libertad no se le puede pedir que ande luego cicateando calorías a unos chicharrones de Jerez o a un plato de carne mechada. No será la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien lo haga. Y si hay que regar la comida con un trago de la tierra, se riega. A tabernaria no le gana ni Simone de Beauvoir en los famosos cafés de Saint Germain. Entonces, ¿dónde está el truco de su cada vez más estilizada figura? La presidenta madrileña no ha ganado ni un solo gramo desde que estrenó el curso hecha una sílfide, con diez kilos menos y dejando a su paso una turba carcomida por la pelusilla.
«El secreto –desvelan a LA RAZÓN– es una voluntad inquebrantable para trasladar sus elevadas metas a todo cuanto hace y su férrea decisión de no parar hasta llegar a ellas». Confesó que el ajetreo electoral le había generado ansiedad y la ansiedad eso que llaman hambre emocional. Comía más por compulsión que por necesidad. El resultado, una subida en la báscula que consiguió rebajar con un poquito de su conocida terquedad. «No se sometió a un régimen de alimentación estricto, sino que cambió sus hábitos por otros más saludables, como pedir, por ejemplo, que los actos nocturnos a los que asiste no incluyan cena. Y así continúa. Evita siempre el pan y limita el consumo de pasta, pero no renuncia a unas chuletas de cordero o a su castiza costumbre de tomar una caña en el bar de abajo», nos detallan. ¿Cómo va a resistirse si, como dice en su cuenta de Instagram, «Madrid está para comérsela»?
El curso político no ha sido un camino de rosas y le podría haber vencido de nuevo la ansiedad, pero se eleva más alto cuando tiene el viento en contra. Se levanta incluso cuando parece que va a desfallecer y, según nos siguen comentando, si hubiese que buscar una fórmula ganadora a esa imagen transformada, sería su propia personalidad. «En su método no hay secretos, sino preparación, fuerza de voluntad, disciplina, trabajo duro y no darse nunca por vencida». Todo lo que se impuso como un reto ahora se ha convertido en hábito y en este logro tiene mucho que ver su entrenador personal. Su meticulosidad a la hora de seleccionar quién la rodea le ha llevado a dar con uno de los profesionales del fitness más aclamados, y con mejores resultados, en nuestro país.
Quemar grasas y calorías
Hemos hablado con él. Como era de esperar, por respeto a su profesión y a la presidenta, no suelta prenda y prefiere mantenerse en el anonimato, pero no hay duda de que su particular método, siempre individualizado y con objetivos marcados, está dejando huella en su clienta, no solo en el físico sino en cuanto a costumbres. Los entrenamientos de este profesional se caracterizan por la combinación de diferentes disciplinas y técnicas para quemar grasas y calorías, aumentar la resistencia, tonificar la musculatura y mejorar el estado de la piel. Incluye, por ejemplo, la presoterapia, que consiste en aplicar presión de aire sobre diferentes partes del cuerpo para favorecer la oxigenación de los tejidos y la elasticidad cutánea, fundamental de cara a evitar la flacidez tan frecuente cuando se está perdiendo peso.
Tiempo y esfuerzo
En el caso de Ayuso, una pieza clave ha sido optimizar tiempo y esfuerzo. Quizás pocos saben que, antes de empezar la jornada política, ya ha realizado su rutina diaria de ejercicios. Se reúne con su entrenador dos o tres veces por semana y el resto ded los días sale a correr. Incluso cuando se encuentra fuera de la capital, como tuvimos ocasión de ver en su viaje a EEUU, en septiembre de 2021, practica «footing» bien temprano delante del Capitolio. «Me gusta ver el sol y sentir que tengo el control del día», declaró. Durante la carrera, no pierde el tiempo, aprovecha para repasar sus discursos, deliberar y también tomar decisiones.
Sus entrenamientos están diseñados de acuerdo con su estructura física, sus capacidades y objetivos, y puede seguirlos en cualquier parte y de forma individual. La presencia del entrenador le ayuda en ese seguimiento y, por muy ocupada que tenga la agenda, ha logrado esa constancia que precisa todo plan de acción. Como en todo lo que hace, lo espera todo de sí misma, sin ponerse límites nunca. Su disciplina ayuda a entender su estilo de liderazgo: exigente, inspirador para su equipo y encantador para el ciudadano.
Mensaje de firmeza
Su imagen en estos últimos meses envía un mensaje de firmeza que refuerza con la carga política que confiere a su vestimenta, bien en el color o en las hechuras. Su comparecencia vestida de blanco impoluto para defenderse de las acusaciones sobre el cobro de comisiones que afectaban a su hermano fue una evidencia clara. Algunos de sus conjuntos entallados recuerdan a los icónicos trajes de mujer poderosa de Marlene Dietrich. Sin necesidad de ser una apasionada de la moda o las marcas, ha ido definiendo y ajustando a su discurso un estilo en el que dominan los cortes más marcados y colores lisos.
Esa renovación se advierte también en su postura corporal. Se mantiene erguida, habla con autoridad y destila confianza. El rubor en su sonrisa le aporta candidez. En general, su liderazgo ha ganado sin perder naturalidad y esa pasión con la que vive la política, aunque le cueste verse en todos los fregados. En su buen humor y positivismo queda claro que las endorfinas que libera el ejercicio juegan su papel y le permiten finiquitar el curso como fenómeno político que celebra la vida equilibrando salud y taberna. Como dijo un día, «si tengo un mal día, cervecita; y si es bueno, también».
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