Entrevista

Alberto Gras (’MasterChef 8′) y su férrea apuesta por la “streetfood”

El finalista de la octava edición del talent culinario, se encuentra inmerso en Deleito, su nuevo proyecto gastronómico

Alberto de Masterchef
Alberto de Masterchefcedida

Puede que esta sea una de esas entrevistas que si les pilla con el estómago vacío, llegue a hacérselo rugir, y si han comido algo previamente, volverá el apetito, se lo aseguro. Y es que Alberto Gras (1989, Barcelona) demuestra que la cocina es su vida, y con este lema por bandera, en 2020 dejó su trabajo en una agencia de Marketing y se embarcó a la aventura de «MasterChef 8». «Decidí dejar lo que tenía antes por apuntarme al casting del concurso, casualmente salió bien y a partir de ese momento decidí dar un giro radical a lo que estaba haciendo y poder dedicarme a lo que me gustaba, la cocina», asegura el protagonista en una entrevista a LA RAZÓN.

El catalán, quedó finalista en esta edición en la que Ana Iglesias se proclamó vencedora, pero tal y como cuenta, el programa supuso un antes y un después en su vida: «Al principio es un cambio brutal porque pasas de ser una persona anónima a que te conozcan por la calle la gente que sigue el programa, que son unos cuantos. Además, yo tuve la suerte de participar en el que se hizo durante la pandemia, que lo siguió un montón de gente». Pese a no obtener el primer puesto, Gras se llevó del talent culinario una gran exposición pública, aprendizaje y un amor entre fogones con otra de sus compañeras, Luna, que tan solo duró unos meses acabado el reality: «Duramos un tiempo, pero fue más que nada el momento. De hecho, éramos los únicos dos solteros de aquella edición, y fue un poco como... ‘somos jóvenes, nos hemos encontrado en este momento y ha pasado’. Y ya cada uno por su lado, no tenemos contacto. Ella vive en Madrid y yo en Barcelona, es complicado por la distancia».

Pero poco queda de aquel chico tímido que conocimos en TVE, Alberto le debe su pasión por la cocina a su padre, «la primera persona de la que he aprendido, he escuchado consejos y he seguido recetas», su maestro y referente: «todo lo que sé me lo ha transmitido él en casa». Pero no es su única referencia, el chef admira a dos estrellas Michelin, Joan Roca, «el que más me motiva», y Dani García, «por lo que ha hecho y su modelo de negocio».

Hamburguesas elaboradas

Pese a ello, Alberto reconoce que no le gusta la cocina de alta sofisticación y que disfruta entre fogones del concepto «streetfood», «una cocina fácil y callejera, que le llegue al mayor numero de personas posibles, que no sea nada sofisticado, pero que tenga mucho sabor y muchas variantes. Que no sea solo cocina mediterránea y que tenga un poco de todo lo que a mi me gusta, todo lo que he visto y he vivido».

Tal es su empeño en este tipo de gastronomía que se encuentra inmerso desde hace año y medio en Deleito, su proyecto culinario. Se trata de un restaurante de hamburguesas; «pero no de las típicas americanas, algo diferente», apunta, «más elaboradas sin dejar de ser un restaurante de ‘streetfood’ y ‘fastfood’. No queremos un sitio para estar comiendo durante 50 minutos, sino algo rápido. Dar al formato un aire diferente y hacer las cosas bien, todo elaborado». «Todas las salsas son caseras, las hacemos nosotros y no las vas a encontrar en otro restaurante, es lo que nos diferencia», cuenta con ilusión. Un restaurante que abrirá la segunda quincena de septiembre en Barcelona y del que nos recomienda, sin duda, la hamburguesa de carrillera: «es con pan de brioche dulce, después la rellenamos con rúcula, nuestra carrillera que hacemos a baja temperatura, le ponemos huevo duro rallado, una cebolla roja encurtida y acabamos con una mayonesa especial que hacemos nosotros con la misma reducción de la carrillera, un poco de mostaza y algunas especias. ¡Esta muy buena!».

Influencer culinario

Pero no solo eso, el chef deleita a sus más de 150.000 seguidores en Instagram con recetas diarias; una red social en la que se mueve como pez en el agua pero la cual se toma «como un extra, no como un trabajo».

Y es que Alberto Gras no siempre soñó con fogones y estrellas Michelin, cuando era un niño quería ser futbolista, un deporte que compagina con la cocina para quitarse «el gusanillo», aunque en categorás inferiores, como él mismo apunta: «Es como ir al gimnasio para mí». Aunque tiene claro que si un día el actual no fuese su medio de vida, «seguiría con la misma de antes» dedicado al marketing. No le interesa volver a pasar por un reality —«pero nunca digas nunca porque no sabes dónde vas a acabar...»— ya que considera que su participación en «MasterChef» fue una bonita «casualidad» que le cambió la vida.