Opinión

El diario de Amilibia: “El efecto Tamara y el afecto Yolanda”

“Mi vecina Elena se pregunta cómo es posible que no se reconcilien Él y Feijóo, por lo menos para renovar el CGPJ”

Tamara Falcó con el rojo de uñas perfecto.
Tamara Falcó con el rojo de uñas perfecto.@tamara_falcó

Ah, el lío de las reconciliaciones. Si Tamara Falcó le da una segunda oportunidad a Íñigo Onieva; si Paquirrín vive una tregua en su guerra con su madre, Isabel Pantoja; si Cristina Pedroche le perdona a su modisto/a; mi vecina Elena se pregunta cómo es posible que no se reconcilien Él y Feijóo, por lo menos para renovar el CGPJ, que a este paso se va a convertir en la historia interminable o en el cuento de nunca acabar, también conocido como el de la buena pipa, esa pipa de la paz que ellos se niegan a fumar. Hasta es posible que se reconcilien Tamara Gorro y Garay, y no me extrañaría nada que si a Isabel Preysler le gustara la novela que publicará próximamente Mario Vargas Llosa, quizá con ella como protagonista, reconvertida en una Madame Bovary que no acaba mal, ambos volvieran a encontrarse en la ciudad de París en primavera.

Yolanda Díaz
Yolanda DíazA. Pérez MecaEuropa Press

Se ven signos de armonía en las estrellas. De momento no llega el Anticristo y crece espectacularmente el llamado Efecto Abrazo de Yolanda Díaz, que es un afecto superlativo: aún se están preguntado en Brasil cómo es posible que no sea presidenta de España una política capaz de abrazar tan apasionadamente a Lula. Una mujer que soba como nadie y convierte cada abrazo en un perreo, merece un trono. Cuánta entrega en cada achuchón, qué delirio sensual/efervescente el suyo. Cuentan las lenguas viperinas que la Yoli tiene como modelo a la Santa de los Abrazos, Mata Amritanandamayi, la india que lleva abrazadas a más de 35 millones de personas y algunas vacas.

Dice Alberto Núñez Feijóo: «No creo en el Efecto Feijóo. Todos los efectos, como el champán, suben y bajan». Como las pichulas, que diría Vargas Llosa.