Provocación
El hijo bien de Madonna decide pasarlo mal para ver qué se siente
David Banda contó en su cuenta de Instagram que rebusca comida en la basura. Aunque rectificó, ya había dejado claro que su única miseria es moral
La situación de David Banda, el hijo de Madonna que dice rebuscar comida en la basura para matar el hambre, es muy delicada. No porque esté falto de nada, sino por la indecencia de presentarse como un vecino más del Bronx, el barrio de Nueva York donde la mayoría de su gente vive por debajo del umbral de la pobreza, cuando al otro lado del río Harlem su madre le espera con los brazos abiertos y un patrimonio de 865 millones de dólares. Es un pordiosero, sí, pero un pordiosero moral.
Pobre niño rico. El cantautor Luis Silva continuaría con su conocida letra: «Pobre niño rico que vive soñando aventuras encerrado en su mansión. Algo le falta en su vida para ponerle color. Cansado de noches tontas y reuniones el club, hoy planeado marcharse a un sitio más común».
El joven, de casi 19 años, quiso probar en su propia carne eso de ser un juguete roto. «Vivir la experiencia de ser las nueve de la noche, tener hambre y darme cuenta de que no tengo suficiente dinero para comprar comida y buscar en la basura», escribió en su cuenta de Instagram. ¿A qué chiquillo le robó la narrativa?
Ante el impacto de la noticia, enseguida rectificó: «Mi madre me apoya mucho. Ella siempre me apoyó. ¡Soy muy feliz con mi vida y no vivo en la calle ni muriendo de hambre!». Para entonces su patrón de comportamiento ya estaba definido: impulsivo, caprichoso, acostumbrado a que todo lo que desea tiene que ser obtenido al instante para quedar igualmente insatisfecho, aburrido y frustrado.
Quizás tiene un vacío difícil de llenar por mucho que ahora su objeto de búsqueda sea un contenedor de basura. Lo que sí ha conseguido es ser el centro de atención y puede haber subido su autoestima. En divo sale a su madre. Ahí se ve cómo la ciencia tiene razón en eso de que el peso de la genética no pesa tanto en nuestra personalidad. La artista adoptó a David en el orfanato Home of Hope de Malawi en 2006, cuando él tenía 13 meses de vida.
No comparten ADN, pero la propia reina del pop ha reconocido que es el hijo con el que más tiene en común. «Siento que me entiende; tiene más de mi ADN que cualquier otro de mis hijos». Aunque no sea en vena, lleva la carga de la excentricidad, su misma pasión por la moda, el talento musical y una complicidad evidente cada vez que aparece con la guitarra o bailando con ella en un concierto.
La cantante contó que notó una conexión especial en cuanto le vio en el orfanato. Se había quedado huérfano de madre al poco de nacer y padecía malaria y neumonía. Sus hermanos habían muerto a una edad temprana a causa de una infección. Por una serie de irregularidades solventadas después, la adopción no se oficializó hasta 2008. Madonna ya era madre de Lourdes León y Rocco Ritchie. Más adelante adoptó a otras tres niñas, también en Malawi. «Criarlos es una obra de arte», dijo. También existen las malas artes.
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