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Jorge Javier Vázquez le hace un quiebro a la muerte

Cuando el médico le informó de la gravedad de la situación, el presentador se asustó tanto que corrigió su testamento. Ahora, en el posoperatorio y tras darle el alta, seguirá a rajatabla las pruebas.

Jorge Javier Vázquez no solo es presentador de varios programas de televisión, sino que también frecuenta escenarios teatrales / Gtres
Jorge Javier Vázquez no solo es presentador de varios programas de televisión, sino que también frecuenta escenarios teatrales / Gtreslarazon

Cuando el médico le informó de la gravedad de la situación, el presentador se asustó tanto que corrigió su testamento. Ahora, en el posoperatorio y tras darle el alta, seguirá a rajatabla las pruebas.

Cuando los médicos del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela le notificaron el lunes 18 de marzo a Jorge Javier Vázquez que tenía que ser intervenido urgentemente por un problema gravísimo en la cabeza al presentador le cercaron todos sus miedos. Un buen amigo suyo, que trabaja con el comunicador en el «Deluxe» sabatino, nos desvela que «él se veía morir, pensaba en negativo, creía que no iba a salir vivo de la sala de operaciones, le vinieron a la cabeza todos los males, recordó que su padre fue operado de un tumor el mismo día que le iban a intervenir a él, veintitantos años antes, y que el hombre no salió vivo de aquello. No quería que su madre conociera la gravedad de su estado, intentó ocultárselo, pero finalmente se lo dijo, y la reacción de ella fue de animarle y pedirle que tuviera la fortaleza suficiente como para apartarse de los malos presagios». Jorge Javier le pidió que no se desplazara desde Badalona, donde vive, hasta Madrid, pero ella no pudo remediarlo y, junto a sus otras dos hijas, volaron hacia Madrid para acompañarlo. Gracias a Dios, la operación resultó un éxito absoluto, y tras pasar la tarde-noche del lunes en la UCI, al día siguiente ya le subían a planta.

En el mediodía de ayer y a la alegría de todos, el presentador recibió el alta y ahora continúa su recuperación en su domicilio, donde sigue asimilando lo que ha ocurrido y agradeciendo a todos los que siguen a su lado. Una semana antes, mientras disfrutaba de unos días de vacaciones en Marraquech, sufrió un desmayo, que después resultó ser un pequeño ictus. Estuvo inconsciente tres o cuatro minutos, pero la recuperación fue tan rápida que no le dio mayor importancia. Y regresó a Madrid tranquilamente. Pero lo peor estaba por llegar. Nada hacía presagiar su inminente paso por el quirófano. Pero, como explicamos antes, la intervención fue del todo satisfactoria.

El miércoles 20 por la mañana, desde el centro médico se mandaba, a petición del presentador, el siguiente comunicado: «El paciente D. Jorge Javier Vázquez ingresó en el hospital el pasado 16 de marzo con un cuadro de hemorragia subaracnoidea de origen aneurismático, que fue tratada por vía endovascular con un resultado plenamente satisfactorio. Durante su ingreso ha estado en todo momento consciente, sin afectaciones neurológicas y hemodinámicamente estable. La evolución de su cuadro clínico está siendo favorable». Nos dicen que el presentador «ha recuperado el optimismo, tendrá que pasar un mes de reposo, deberá rebajar su ritmo de trabajo y no acaparar tantos frentes al mismo tiempo. Todo es por su bien, para que no se repitan episodios tan duros como el que acaba de sufrir». Lee los mensajes de ánimo enviados, pero no los contesta. Los médicos le recomiendan que se tome las cosas con calma, que ya tendrá tiempo de responder a todos los que se preocupan por él. Ahora, lo importante es que se recupere, pero, de momento, tiene que olvidarse de presentar sus programas y de subirse a los escenarios teatrales. Por lo menos, durante un mes.

Jorge, como diría un castizo, es «un culo inquieto», no es buen paciente, porque, según un amigo de su círculo más íntimo, «son mayores sus ganas de reincorporarse a la vida diaria, que las de dejar pasar los días convaleciente y ocioso. En esta semana le hemos visitado en el hospital y parecía muy animado, es como si viviera una segunda juventud. Pero es consciente de que una operación en la cabeza conlleva muchos riesgos, y de ahí sus miedos. Otro, en su lugar, habría sentido sus mismos temores, es algo inevitable».

Con amigos y sin miedo

Para su satisfacción se ha dado cuenta, si ya no lo intuía, de que tiene mucha gente que le quiere. Y en este aspecto, en su blog de una revista, no ha tardado en agradecer a todo el mundo el interés por su estado. Por el hospital de La Zarzuela han ido pasando desde su intimísima Mila Ximénez a María Patiño, Paolo Vassile (el gran jefe de Tele 5), Alberto Díaz y Javier Valdeperas (directores del «Sálvame») y el visitante más deseado por Jorge: su ex novio Paco, del que se separó hace un año, y que ahora ha reaccionado ante la adversidad como un verdadero amigo. Una de las enfermeras del centro sanitario, que prefiere permanecer en el anonimato, revela a LA RAZÓN que «menos mal que pillaron el problema a tiempo, porque podría haber sido muchísimo peor, ya que también se le detectó un pequeño ictus, aparte de la hemorragia interna en el cráneo. Si el paciente no hubiera acudido a urgencias cuando sintió fuertes dolores en la cabeza, la cosa habría sido muchísimo más grave. En este sentido, ha tenido mucha suerte. Además, caer en manos del doctor José Luis Caniego, que es una eminencia, es un valor añadido». Hasta que se recupere, Jordi González le sustituirá en las galas de «GH Dúo», María Patiño en el «Deluxe» y Carlota Corredera y Paz Padilla en el «Sálvame» diario.

Curiosamente, la mayoría de los miembros de los equipos de esos tres programas se enteraron de la verdadera situación de Jorge gracias al comunicado médico, porque se llevó con total secretismo y no hubo filtraciones. Los pocos que estaban al tanto supieron obedecer a la ley del silencio, y ninguno habló hasta que el mismo Vázquez decidió que era hora de aclarar el asunto. La evolución está resultando muy positiva. Dentro de un mes tendrá que someterse a nuevas pruebas y ha confesado que «no quiero vivir con miedo, ni verme enclaustrado en casa con una mantita y a base de caldos. Seguiré a rajatabla las recomendaciones de los médicos, pero quiero seguir pasándomelo bien, aunque sea a un ritmo menor. Ahora, lo más importante es que el posoperatorio vaya bien, porque me han dicho que todavía hay algo de peligro. Los próximos días los voy a utilizar también para contestar a todos aquellos que se han preocupado tanto por mí. Afortunadamente, me encuentro muy bien, pero si la cosa hubiera sido peor, me quedaría el convencimiento de que he tenido una vida privilegiada». Alguien que le conoce muy bien, descubre que «este gran susto le ha servido a Jorge para apreciar más las pequeñas cosas, para echar a un lado toda vanidad y darse cuenta de que hay que ser humildes y comprensivos. Porque él ha reconocido recientemente que era un tanto prepotente. La operación le ha cambiado, no tengo la menor duda, su mentalidad para mejor». Estamos ante un Jorge más abierto y cercano que nunca a los demás.