Artistas

La hija de Antonio David quiere ir a vivir con su padre

Rocío y Fidel pasean por las calles de Madrid la semana pasada
Rocío y Fidel pasean por las calles de Madrid la semana pasadalarazon

Ahora Antonio David imita a Rivera Ordóñez intentando fastidiar a Rociíto, tal y como éste ha hecho con Eugenia, porque su hija, ya de 16 años, también ha comentado que se siente demasiado controlada por mamá. Los recuerdos afloran y me viene a la mente la angustia de la que fui testigo cuando «la más grande» intentaba custodiar a su hija. Por aquel entonces estaba excesivamente mimada por el buenazo de Carrasco y la chipionera, que la crió en manos del fidelísimo Juan de la Rosa, luchó lo imposible porque Rociíto rompiera esa relación. Ella amenazó de forma contundente: «O me dejáis, o me voy con él cuando cumpla la mayoría de edad». Transigieron, o más bien apoquinaron con el capricho de la cría, que ya había tentado a Aitor Zayas, el hijo de Massiel, que ya conocía los devaneos escolares de la niña. Salió huyendo y con él perdimos una de esas relaciones que podrían haber marcado época. Menudos genios se hubieran reunido.

Tras el primer encuentro de madrugada en el Andalucía Plaza, que entonces manejaba Julián Muñoz como concejal del gremio, Rocío quedó llorando al verse impotente. De aquellos polvos, estos lodos sedimentados por Fidel Albiac, quien administra con tino y acierto la ingente herencia de la cantante, un manantial que no cesa aderezado por las continuas idas y venidas sentimentales de la Benito y Amador. Ya nadie los cree.

Y mientras, la moda española está patas arriba. Modesto Lomba puede atarse los machos porque es posible que se le acaben las subvenciones oficiales. Por otro lado está Elsa Martínez, muy metida en la industria –fue socia de Hannibal Laguna durante 15 años–, quien ahora se queja de unas deudas o «royalties» que la familia del diseñador parece que no ha tenido a bien pagar. Elsa dirigió la alicantina Ciudad del Cine, ahora tan apocada como la propia industria, y ha decidido retomar un viejo proyecto gestado en la época presidencial de José María Aznar, que Ana Botella, entonces tan sólo consorte, ya mencionó en la Expo lisboeta de 1998. Se trata de constituir una Cámara de la Moda que competiría con la Asociación lanzada por el extinto Jesús del Pozo –a quien hicieron presidente vitalicio–, ahora heredada por Modesto Lomba, quien dejó la creatividad de sus tiempos con Devita por algo más oficial pero seguro. A Elsa le pasa como a la Benito y Amador, pocos la creen, aunque sigue empeñada en sacar adelante un proyecto que presidiría Berhanyer, con Pertegaz como presidente honorífico. Ya cuenta con Alfredo Villalba, Ladrón de Guevara, Eduardo Andes, Echevarría y el estupendo Juanjo Oliva. Pocos y mal avenidos.