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«Todos creemos que fue un asesinato»

Los hermanos del marido de Sánchez Silva dicen que alguien puso cocaína en su nariz para simular un suicidio

«Todos creemos que fue un asesinato»
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No se rinde la familia de Mario Biondo, el cámara de televisión italiano y marido de la presentadora Raquel Sánchez Silva, que apareció muerto en su casa el pasado 30 de mayo.

No se rinde la familia de Mario Biondo, el cámara de televisión italiano y marido de la presentadora Raquel Sánchez Silva, que apareció muerto en su casa el pasado 30 de mayo. Después de que el Juzgado de Instrucción número 21 de Madrid decidiera esta semana archivar el caso por no encontrar indicios de «infracción criminal» en su fallecimiento, la familia ha contratado a un abogado y a un investigador privado para aclarar lo sucedido, pues considera que Biondo no se suicidó, como apuntó primero el atestado policial y ratificó después el juez. Los padres del cámara están estos días en Madrid para tratar varios trámites burocráticos relacionados con la muerte de su hijo y seguir recabando información sobre su fallecimiento.

Andrea, hermano menor de Mario, denuncia que los agentes que entraron en la vivienda de Madrid donde vivía la pareja y fue hallado el cuerpo no hicieron control alguno. «Se contentaron con la tesis de que era un presunto suicidio y ya está. No recogieron huellas ni controlaron las llamadas que hizo por su teléfono móvil ni revisaron su ordenador. Nada de nada», lamenta en conversación telefónica con este diario. Existen, en su opinión, dos indicios que hacen pensar que Biondo pudo haber sido asesinado: «Cuando el 31 de mayo, el día siguiente de su muerte, vimos al médico, nos dijo que el cuerpo no tenía ninguna marca. Sin embargo, luego supimos que tenía moratones en las piernas. El médico también decía que había restos de cocaína en su nariz, pero después el examen toxicológico mostró que mi hermano no había consumido ninguna sustancia».

Según Andrea, alguien le puso a Mario la droga en la nariz una vez que ya estaba muerto para que pareciera que se había quitado la vida. «Nos están tomando el pelo y la Policía no hace nada», dice. En la familia del cámara, originaria de Sicilia, están seguros de que no fue un suicidio. «Esperemos que ahora el abogado y el criminólogo privado que hemos contratado, con la ayuda de un médico, puedan lograr que se reabra el caso. Estamos convencidos de que si lo investigan, encontrarán de inmediato a quien lo asesinó», sostiene el joven.

Algo comprometedor

«Nadie que conociera a mi hermano puede pensar que estaba deprimido y se quitó la vida. Era una persona muy feliz, no tenía ningún motivo para suicidarse. Todos creemos que fue un asesinato», asegura. Al ser preguntado acerca de quién podría tener interés en matar a Mario, Andrea dice que «tal vez descubrió algo comprometedor de alguna persona poderosa y por eso le mataron». La Policía, sin embargo, escribió en el atestado que no había indicios de que la muerte no fuera voluntaria y descartó la participación de un tercero, pues la puerta de la casa no había sido forzada y las ventanas estaban cerradas.

«La situación es absurda, parece que a nadie le importa lo que le ocurrió. Tal vez pasa esto porque era un ciudadano italiano y no español», dice el hermano menor del cámara. En su familia están disgustados con Sánchez Silva, pues no se explican que «tengamos que estar solos en todo esto». «Raquel ha dicho muchas mentiras. Primero aseguró que mi hermano estaba alegre, pero luego comentó lo de la depresión. No se puede entender lo que está pasando. Hay tantas mentiras sobre su muerte... ¿Por qué no está con nosotros? No entiendo su comportamiento», sostiene Andrea.

El joven, que ha seguido los pasos profesionales de su hermano, lamenta que mientras en su casa «ya no hay vida, pues estamos todos destruidos», la presentadora «se comporta de manera indigna, no como lo haría una viuda». En particular, dice que a los Biondo les dolió ver las imágenes en que se veía a Sánchez Silva haciendo submarinismo en Formentera dos semanas y media después de la muerte de Mario o que el jueves ejerciera de maestra de ceremonias en un evento que organizaba la firma Vogue en Madrid.

Andrea cuenta que lleva sin hablar con la que fue su cuñada desde el 10 de junio, cuando le comentó que le gustaría quedarse con la cámara de fotos de su hermano. «Me dijo que no, porque la quería vender. ¿Alguien como ella podía necesitar los 1.000 euros que costaba? Le dije entonces que se la compraba yo y, por medio de un intermediario, me mandó un correo con los precios de la cámara y los objetivos. No me parece que sea forma de comportarse. Desde entonces no hemos hablado». Sánchez Silva, según informó el portal Vanitatis, renunció a la herencia de su marido, valorada en 10.000 euros, a favor de la familia de éste.

La vuelta al trabajo más dura

Tres meses y medio después de perder a su marido, Raquel Sánchez Silva volvió el jueves al trabajo, fiel a su cita anual con la moda en la Vogue Fashion Night Out de 2013. La presentadora ejerció de maestra de maestra de ceremonias, embutida en un vestiodo negro de cuero. La noche del jueves marcaba así el final de un verano en el que la presentadora se ha encerrado en su círculo de amigos para superar la muerte de Biondo.

Conmoción en Italia

La muerte de Mario Biondo reúne muchos de los ingredientes de un «giallo», como denominan los italianos a los crímenes sin resolver y a los sucesos inexplicables. El término, cuyo significado original es «amarillo», viene del color de las portadas de una legendaria serie de novelas negras. Como ha ocurrido en España, las conjeturas sobre el fallecimiento y el hecho de que el cámara fuera el marido de una presentadora de televisión célebre como Raquel Sánchez Silva han generado gran interés en los medios italianos. El legendario programa de la Rai «Chi l'ha visto?», la versión transalpina del «¿Quién sabe dónde?», ha dedicado al caso un amplio reportaje, en el que los padres de Mario denuncian la supuesta inoperancia de la Policía española en el tratamiento del caso y afirman que su hijo fue asesinado. También se ha hecho eco del suceso la revista «Giallo», dedicada a la crónica negra, que dedicó su portada al caso en el número de hace dos semanas.