Lisboa

La vuelta de Schiaparelli

Karl Lagerfeld, durante el cierre del desfile de alta costura de Chanel, el pasado martes en París
Karl Lagerfeld, durante el cierre del desfile de alta costura de Chanel, el pasado martes en Paríslarazon

Esta semana me he sentido como Willy Fog dando la vuelta al mundo. Empecé el domingo pasado yendo a París para disfrutar de la Alta Costura y termino esta semana en Lisboa para ver la exposición de Joana de Vasconcelos, que anteriormente había expuesto en Versalles. Os la recomiendo a todos porque es francamente interesante.

Mi semana de desfiles empezó con la colección de Christian Dior, el lunes, montada en una gran carpa en la parte de atrás de la zona de los Inválidos. Un ambientazo de gente, invadido por asiáticos, mujeres maravillosamente vestidas que nos dan una dimensión muy diferente de la china que conocíamos. Raf Simons hizo una buena colección para «prêt-à-porter», pero no a la altura de la Alta Costura. Me pareció interesante la investigación en nuevos materiales y, una vez más, pude sentir la gran ausencia de Galliano con sus magníficos espectáculos que llegaban a emocionarnos.

El gran momento de esta semana de la moda fue sin duda, los catorce modelos que presentó Christian Lacroix en homenaje a Elsa Schiaparelli. Constituyeron un punto de encuentro para todo aquel que es alguien en este mundillo, además de estar toda la alta sociedad parisina. Diego Della Valle ha comprado la casa Schiaparelli, cuyos salones estaban cerrados desde los años 50, y la lanza de la mano de Lacroix, con esta colección que presentó en el carrousel del Louvre. El martes acudí a Chanel, espectacular y exquisito como siempre, donde se dieron cita los dos mundos: la vieja Europa y el futuro representado por Shanghai.

Quiero hacer una mención especial a Sthepan Rolan por su magnífico «savoir faire», que nos brindó una colección divina de fiesta y dándonos una lección de belleza en cortes y volúmenes.

El tiempo que me quedó libre entre colección y colección lo dediqué a pasear por Saint-Germain, entre mis anticuarios y librerías preferidas, sin olvidarme de tomar un delicioso refrigerio en el Café de Flore.