Salud

Misses antes de tiempo

Están en plena adolescencia y sueñan con ser reinas de la belleza, una oportunidad que les brinda el certamen de "Miss Teenager". Un grupo de expertas consultadas por Efe acusa a sus promotores de "cosificar"a unas niñas llenas de inseguridades que no están preparadas para ser misses.

"Se buscan chicas guapas, altas, simpáticas, con buen físico, look juvenil, alegría, ilusión y ganas de hacer realidad su sueño". Así arranca la oferta para buscar aspirantes a la corona en "Miss Teenager", un certamen de belleza internacional que aterriza en España por primera vez y tiene una peculiaridad: si tienes más de 19 años no puedes participar.

Marta Castillo, directora de la versión española del certamen, lo califica como una experiencia "muy positiva para su madurez"porque facilita las herramientas para que las menores entren en contacto con el mundo de la belleza y decidan si quieren dedicarse a ello.

Pero plantear esta cuestión en mitad de la adolescencia tiene sus riesgos. Los problemas de autoestima se juntan con una excesiva preocupación por proyectar una buena imagen en los demás.

"Ese deseo de encajar con el grupo de iguales y ajustarse a unos determinados patrones de belleza hace que la etapa de la pubertad ya sea difícil de por sí", advierte la psicóloga Bárbara Tovar.

Los concursos de misses "no fomentan lo que hay que fomentar para tener una buena autoestima y capacidad suficiente para afrontar la vida", precisa Rosa Calvo, responsable de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario La Paz.

Lejos de aceptarse a sí mismas, las adolescentes intentan copiar un modelo de éxito con cuerpo de top model. ¿Qué ocurre? Las posibilidades de cultivar un trastorno alimenticio aumentan al mismo ritmo que la distancia entre "mi yo ideal y mi yo real", tal y como explica Calvo.

Muchas chicas caen en la trampa de "manipular su cuerpo en busca de una imagen ficticia". La fantasía del 90-60-90 se convierte en referente y la niña pasa a ser un objeto de deseo.

La presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, Yolanda Besteiro, pone el foco en los valores que transmiten este tipo de concursos.

"Lo que se premia no es el mérito ni la preparación de las chicas sino el poseer determinadas medidas, ser más o menos joven o más o menos deseada por los hombres. Existe el peligro de vincular el éxito social a la talla de pecho", cuando lo que se necesita a esas edades es todo lo contrario.

Castillo se defiende: "En Miss Teenager premiamos mucho más que la belleza, pues buscamos una chica con buen comportamiento, actitud positiva ante situaciones de estrés, formación cultural y que sepa hablar inglés. Tiene que ser completa en todas las facetas de su vida".

La directora del certamen atribuye las posibles "inestabilidades puntuales"de las participantes al agotamiento y la tensión, mientras las expertas consideran que la sensación de fracaso en las menores que aspiran a la corona es fruto del "quiero y no puedo parecerme a la reina".

El Ministerio de Sanidad declina hacer declaraciones al respecto y remite a la legislación que establece la convención de los derechos del niño: "Los Estados respetarán los deberes de los padres o representantes legales de guiar al niño en el ejercicio de sus derechos".

En este sentido, el consentimiento paterno es fundamental. Seis de las diez finalistas han tenido que pedirlo para poder participar en el certamen, celebrado el pasado 8 de junio en el colegio mayor universitario San Juan Evangelista (Madrid).

Desde la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (ADANER), Julia Martín considera que los padres no son conscientes del riesgo de este tipo de iniciativas "pero deberían serlo".

La directora de la clínica Bárbara Tovar va más allá: "Algunos progenitores usan a sus hijas como herramienta para sanar sus propias frustraciones sin pensar en las verdaderas secuelas"en su desarrollo.

"Estamos cargándonos la inocencia, comiéndonos etapas y erotizando a las niñas"desde edades cada vez más tempranas, alerta la doctora Calvo, quien asegura que no interesa erradicar este tipo de concursos porque se traducen en "venta de productos de belleza, dietas o modas".