Pina Sánchez: «Hemos superado con creces las cifras de 2011»

Este año Pina Sánchez, presidenta de la asociación Nuevo Futuro y de su rastrillo solidario, tiene numerosas razones para respirar aliviada en el último día de la celebración de este acontecimiento, y, con ella, todos los voluntarios. Al hacer balance recuerda las horas tensas que pasaron ella y Doña Pilar al enterarse de que el Ayuntamiento pensaba denegarles el permiso para celebrarlo. Pero Pina, positiva, piensa que incluso les ha beneficiado. «Mejor que el año pasado», sentencia.

-¿Qué balance hace del rastrillo benéfico de este año?

-Muy positivo. Dada la situación del país es increíble que todos los días hayamos tenido público y superado con creces la asintencia que registramos en 2011.

-¿A qué atribuye esta respuesta?

-Hemos hecho un esfuerzo por abaratar los productos, pero yo creo que la polémica que hubo en un principio sobre si El Rastrillo abriría sus puertas este año o no, nos ha acabado beneficiando.

- ¿En qué sentido?

-Para empezar nos ha permitido salir en muchos más medios que en otras ediciones y la gente ha acabado animándose a venir o bien por morbo o bien por solidaridad con nuestro proyecto ante la amenaza de cierre.

-Estuvieron a punto.

-Sí, pero se han publicado tantas versiones diferentes. Ni Doña Pilar dio un puñetazo en la mesa, ni yo hablé cara a cara con Ana Botella, sino por teléfono. El primer día que nos vimos fue el de la inauguración oficial. Hasta entonces, estuvimos negociando con dos responsables del Ayuntamiento.

-Cada parte apuró sus argumentos hasta el último momento, ¿no?

-Bueno, al final les hicimos entrar en razón. Todo estaba organizado para esas fechas: la gente había pedido vacaciones, los restaurantes ya habían donado su comida... ¿Cómo íbamos a conservar 700 kilos de langostinos durante los diez días que el Ayuntamiento quería aplazar la cita?

-¿Qué ha caracterizado a El Rastrillo de este año?

-Además de los precios más bajos de lo habitual, ahora viene un público muy diferente al de los comienzos. La gente se pensaba que esto era de marquesas y que básicamente se vendían muebles. Ahora se puede ver a muchos visitantes jóvenes y, sobre todo, a muchas familias.

-¿Cómo han logrado acabar con ese mito de que El Rastrillo es sólo para gente de una clase social alta?

-Ahora la oferta es mucho mayor. Tenemos desde una peña taurina hasta el Casinillo, donde se pueden jugar unas partidas de bridge, o numerosos tablaos con música y baile en directo. Das un paseo, compras, comes bien y, de paso, ves algún famoso. La gente se ha dado cuenta de que es divertido.

Jóvenes con un futuro

Carlos Duque y Juan Ruiz fueron niños de la fundación Nuevo Futuro. «Pasas de ser carne de cañón, porque eso es lo que eres con familias tan rotas como la nuestra, a tener una oportunidad», comenta Ruiz. «El fin es el que es, independientemente de la clase social que lo promueve: una nueva vida», confirma Duque. Ambos se han planteado en numerosas ocasiones dónde estarían de no haber recibido esta ayuda. Hoy son voluntarios.