Crónica
Atención: Irene Montero podría solicitar la evacuación de las españolas
Son los inconvenientes de hacerse viejo. Como salgo poco por culpa de las sucesivas olas pandémicas (¿vamos por la quinta o la sexta?) y el acojone que me producen noticias como que las vacunas ya no son tan eficaces ante las mutaciones del bicho; como soy ajeno a botellones y fiestas, la verdad, le grito al televisor, es que tengo la triste impresión de que no me entero de casi nada de lo que pasa en la calle. He degenerado de ágil reportero a vicioso de sofá. Menos mal que ahí está, como un faro en medio de la noche y la tormenta, la inefableIrene Montero, que va y dice: «Afganistán también pasa en España, con una tasa intolerable de violencia machista». Y yo que pensaba por lo que veo en la tele, ingenuo de mí, que lo más cercano a la lapidación que teníamos por aquí era el apedreamiento que practican los mozos y mozas del País Vasco y Cataluña a sus policías en las noches de juerga y frenesí, para luego saquear comercios y otras fruslerías tan divertidas. Recuerdo aquello que dijo Pasolini (expulsado del PCI por homosexual) para desencanto de sus camaradas al contemplar el paisaje del Mayo Francés: «Cuando pelean con los policías, yo simpatizo con los policías». ¿Por qué? «Son los hijos de los pobres». Y aclaró más: «Son los únicos trabajadores que veo por aquí». Irene, guía indispensable, nos alerta de que estamos cerca de impedir el acceso de las mujeres a la educación, prohibirles conducir un coche o salir de casa sin compañía de un familiar varón. Vivimos a punto de sharía y yo babeando. No he visto aún mujeres corriendo con sus hijos al aeropuerto de Barajas ni lapidaciones por adulterio, pero la Montero parece que sí. Imagino que la ministra solicitará de un momento a otro el apoyo de ACNUR para la evacuación de las mujeres españolas a países menos machistas, Canadá o Mónaco. Bueno, Mónaco habrá que descartarlo: no caben.Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, ha respondido a la ministra: «En el actual Gobierno talibán el puesto de ministra de Igualdad está vacante. Seguro que valoran experiencia en puesto similar». Ánimo, ministra. Pero ¿quién les cuenta a las refugiadas afganas que aquí van a estar tan mal como allí?
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