Debate

Pasarela política: el Congreso necesita una plancha para Irene Montero

El «slim fit» pero menos del presidente: Gamarra, todo al blanco: Díaz, arrugada: Así fue el debate en clave estilística

La ministra de Igualdad, Irene Montero, en la segunda jornada de la 26 edición del Debate sobre el Estado de la Nación, en el Congreso de los Diputados, a 13 de julio de 2022, en Madrid (España).
La ministra de Igualdad, Irene Montero, en la segunda jornada de la 26 edición del Debate sobre el Estado de la Nación, en el Congreso de los Diputados, a 13 de julio de 2022, en Madrid (España).Eduardo ParraEuropa Press

El debate sobre el Estado de la Nación debiera subtitularse «Y yo con estos pelos». Y no solo porque nos pilla con una inflación de dos dígitos, 10,2%, que hoy mismo, una sandía me ha costado lo mismo, pero en euros. O porque la luz costaba ayer más de 300 euros el kw/h. O porque Gazpron nos amenaza con que ya nos podemos poner un nórdico en octubre grapado a las orejas... El «Y yo con estos pelos» es literal. Li-te-ral, que diría la Belén Esteban prefractura. ¿Será el calor, será será? ¿Será la humedad? ¿En Madrid…? ¿Serán las mechas? Eso seca no engrasa… Lo cierto es que es hacer un 360 grados por el hemiciclo y quedarse to’loco todo en uno y sí, por la mala calidad capilar. Más allá, claro, de Edmundo Bal y su pelito afro ¿qué haremos cuando deje la cámara si hacemos caso a las encuestas? Porque, sin dudar de que con lo que está cayendo en estos patios, nuestros representantes políticos pasan por la ducha -como todo hijo de vecino- más de una vez al día, ¿Por qué ese cabello -como diría mi madre- tan «chumioso»? Por «chumioso» entiéndase algo así como pegado al casco, como sudado, como sin lustre. ¡Y no quiero mirar a Teresa Ribera, no la quiero mirar! ¡Ni a Yolanda Díaz! Ni siquiera a Cuca Gamarra, con un poquito más de cuerpo también hay que decirlo… Que no cabe duda de que el Debate nos pilla mal. Realmente, nos pilla mal desde hace tres años. Que si pandemia, que si volcán, que si guerra, que si OTAN… No, no. No había buen momento pero, en plena ola de calor, en julio, que ya me dirán ustedes a quién le importa a la gente lo que digan en el Congreso cuando la disyuntiva está entre comer un filete o un pack de jamón de york o entre encender el aire acondicionado o ponerte el brazo como Popeye dándole al abanico. Un «venga, rapidito».

MADRID, 14/07/2022.- El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, durante el Debate sobre el estado de la Nación este jueves en el Congreso. EFE/ Kiko Huesca
MADRID, 14/07/2022.- El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, durante el Debate sobre el estado de la Nación este jueves en el Congreso. EFE/ Kiko HuescaKiko HuescaAgencia EFE

El único que, como siempre, no deja nada a la improvisación. O quizás, lo deja todo, pero la puesta en escena es impecable, es Pedro Sánchez. Primer día: traje oscurísimo, corbata -extrañísima en él- gris y camisa azul. Menos estrecho de lo habitual. Impoluto. Casi regio. Y es que iba a dar el pésame a banqueros y eléctricas. Impuestos que te crió. ¡Zasca! La fiesta ya vendría al día siguiente con el batacazo de Bankia y, ahí, ya Sánchezcontentito. Con su azul Prusia. Con el pantalón extrafit y corto, muy corto que, para acercarse tanto a Podemos, parecía un señorito cortijero. Y corbata granate fina. Qué casualidad. La misma que llevaba el primer día de pleno Gabriel Rufián cuando le dejó KO con los casquillos de las balas de Melilla. ¡Ay! Decían los periódicos americanos, en sus columnas sociológicas –«Shit you little parrot»- ante el juicio de Amber Heard y Johnny Depp, que ella se vestía como él para empatizar con el agresor, que es una reacción inconsciente de las víctimas, ¿Se acuerdan de aquello? ¿Sería lo mismo en este caso Sánchez-Rufián? La que no empatizaba nada era Yolanda Díaz, que no solo no aplaudía sino que, muy bien con el pantalón del día uno, súper a la moda, y el kimono rojo del día dos, ok, pero ¿Una plancha? ¿Una plancha para esas mangas abullonadas blancas? ¿Y para la camiseta negra?

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (c), durante el debate sobre el estado de la nación.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (c), durante el debate sobre el estado de la nación.MARISCALAgencia EFE

Una de planchas

Que digo yo que en ese intento panizquierdista que lidera, podría incluir a Íñigo Errejón quien, Virgen Santísima, qué maravilla de plancha hay en esa casa. ¡Esa camisa azul! ¡Qué calidad de tejido y qué calidad de planchazo! Si siempre parece un seminarista, como Bolaños y su eterna gomina de peinado despeinado y Marlaska, por cierto, guapísimo con el traje slim ¿Burberry? Por cierto, ¿Irene Montero venía de tomar unas cañas? Lo del top negro con escote corazón y el vaquero… E Ione Belarra… Quería estar fresca y eligió una batita suelta, que lo mismo te sirve para freír unas sardinitas que bajar a por el pan.

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, y el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, tras la segunda jornada del Debate sobre el Estado de la Nación
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, y el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, tras la segunda jornada del Debate sobre el Estado de la NaciónEduardo ParraEuropa Press

Que si hablamos de outfit completo, demasiado completo, ubercompleto incluso, el de Gamarra. ¿Chaqueta, chaleco, pantalón blanco? Hay que centrar la atención en una. Aha. El blanco absorbe la luz. Aha. Para después, proyectarla.

Alberto Nuñez Feijoo y Cuca Gamarra durante el Debate sobre el Estado de la Nación
Alberto Nuñez Feijoo y Cuca Gamarra durante el Debate sobre el Estado de la NaciónAlberto R. RoldánLa Razón

Pero ¿Y Feijóo? Algunos analistas dijeron que fue el ganador sin abrir la boca. Pero, en cuanto a su estilismo, una cosa es ser discreto, pero ese azul apagado, que parecía un gris, no ayuda. Muy bien que se quiera ceder el protagonismo, pero de ahí a convertirte en figurante de una batalla de «El señor de los anillos», hay un paso, justo el que dirige a La Moncloa. Y sí, Aitor Esteban llevaba casi el mismo tono, pero se hizo notar. Vaya que si se hizo.