Opinión

El diario de Amilibia: El éxtasis de Félix Bolaños

"Había hablado del logro de la reconciliación y la convivencia, del fin de los tiempos conflictivos en Cataluña, mientras el fugado anunciaba en Waterloo el reinicio del procés"

El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con la Cortes, Félix Bolaños, participa en la Cumbre de la Igualdad Legal a la Igualdad Real organizada por el Colegio de la Abogacía de Madrid con motivo del Día de la Mujer. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 07 03 2024
El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con la Cortes, Félix Bolaños, participa en la Cumbre de la IAlberto R. RoldánFotógrafos

A este vejestorio le emociona la emoción, o sea, que cuando veo a gente muy emocionada en ceremonias emocionantes, me cuesta reprimir las lágrimas. Y si estoy solo en mi casa, como es habitual, ni las reprimo. Tal sucedió el pasado jueves cuando vi en la tele la impagable, emotiva, radiante y felicísima aparición ante la Prensa de la Santísima Trinidad de la Moncloa, Félix Bolaños, en el exterior del Congreso. Me sentí como un pastorcillo de Fátima conmovido por la visión en carne mortal de Tres en Uno levitando en su celebración del 7-M, Día de la Amnistía, mucho más venturoso y afortunado que si le hubiera tocado el gordo de Navidad, a punto de descorchar la botella de cava Codorníu/Puchi o de transformarse (por una vez no pasa nada) en burbuja dorada de Freixenet/Nogueras.

Dijo que la Ley de Amnistía es una iniciativa que llena de orgullo al Gobierno y hace historia como referente mundial. Ya en el éxtasis de la euforia, remató: “Quiero concluir felicitándome y diciendo gracias a todas las personas que lo han hecho posible”. Antes había hablado del logro de la reconciliación y la convivencia, del fin de los tiempos conflictivos en Cataluña, mientras el fugado anunciaba en Waterloo el reinicio del procés: “lo volveremos a hacer”. Para agitar más mi corazoncito, el angelical Bolaño me recordó a la Miss Universo que, recién coronada, clama por la paz universal y la justicia social. Una escena también emotiva, porque además las mises tienden a estar muy buenas.

A Bolaños solo le faltaba Gigliola Cinquetti cantando “Qué tiempo tan feliz”. Cuentan que el Gobierno solicitará a la ONU que traslade el Día de la Felicidad (20 de marzo) al 7-M. Y sustituirá el emoji de la cara redonda, sonriente y feliz, por una foto de Sánchez carcajeándose. Lloro, sí.