Opinión

El diario de Amilibia: Que se hagan la foto con capucha

"La moda de la capucha tiene un riesgo: que nadie sabe con quién se está jugando los cuartos en medio de esta política de ocultismo digna de Iker Jiménez"

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez participa este sábado en un acto del PSOE celebrado en Granada.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez participa este sábado en un acto del PSOE celebrado en Granada. Pepe TorresAgencia EFE

No sé lo que tendrá que decir al respecto Carmen Lomana, pero estas navidades se lleva mucho la capucha, como si la Moncloa viera venir la llegada de un frente helado y quisiera evitar la congelación facial aquí, en Suiza o Navarra. Como si Él no quisiera dar la cara, cosa harto singular en un presi que tanto le debe a su hermosa faz. Están de moda los pactos encapuchados, los diálogos encapuchados, los muros encapuchados, los repartos de fondos encapuchados, las guerras encapuchadas… La moda de la capucha tiene un riesgo: que nadie sabe con quién se está jugando los cuartos en medio de esta política de ocultismo digna de Iker Jiménez. Que nadie conoce a nadie en esta danza carnavalesca de lo ignoto. Que al abusar del incógnito, ¿cómo van a ir bien las relaciones erótico/festivas de los extraños compañeros de cama de la política?

Se corre el riesgo de confundir los agujeros negros y tendrá que venir otra vez Zapatero a explicarnos su teoría del infinito. A ver cómo funciona el kamasutra político entre encapuchados, a no ser que todo se reduzca al sadomaso, donde la capucha va que ni pintada. Yo solo veo una solución: llevar los «coordinadores de intimidad», que triunfan en el cine, a la cosa política, especialmente a la Moncloa. Estos coordinadores, con algo de mediadores y verificadores, son los especialistas encargados de preparar con delicadeza las escenas de sexo para que actriz y actor se sientan cómodos. Para que todo fluya con naturalidad y profilaxis. Así los encapuchados políticos podrán pactar sin erecciones indeseadas ni abusos lascivos. Y para demostrar que Él no quiere reunirse con Feijóo por intereses obscenos, que se hagan la foto con capucha. Además, así no se verá quién muestra más asquito al estrecharse la mano.