Opinión
El diario de Amilibia: La Yoli ya no abraza como antes
Frente al frenesí de Marisu o Marichús, la vicepresidenta segunda ha perdido fuelle pasional
Si Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena, la Yoli no va a ser menos, aunque de momento se ha descartado que vaya a plantarse en Gaza frente a los tanques israelíes, mayormente porque aún no tiene muy definido cómo debe de ser su uniforme de guerrillera palestina actual, si va con velo o sin velo, con pañuelo palestino modelo Hizbulá o Hamás, con camiseta magenta o arco iris LGTBQ+, etc. Me refiero más bien a la guerra interna que desde hace tiempo libra en el Gobierno del que aún es vicetiple. Leo: "Crisis en la coalición: Sumar reclama al PSOE lealtad. Ninguno de los dos partidos da marcha atrás en su política de confrontación". Para Él, el roce (¡y qué roce!) ya no crea cariño, y menos cuando la Bego lo necesita de cuerpo entero.
Los analistas dicen que ella se defiende como gata gallega panza arriba abriendo distintos frentes, defendiendo a Bustinduy un ratito y a Urtasun otro, denunciando el "genocidio" judío arropada por sus estudiantes antisemitas, a ver si así distrae al jefe de los Sioux y salva su cabellera rubia hasta el final de la legislatura, por lo menos. Para mi vecina Elena, la debilidad de la Yoli radica en la pérdida de entusiasmo y pasión en el besuqueo, el toqueteo y el abrazo. Ahí la está superando claramente Marisu o Marichús, a elegir, la vice primera, que en las recientes manifestaciones de apoyo al Apolo de la Moncloa, se fundió y vibró con la algarabía general de tal forma, con tanto frenesí y calor, dándolo todo, que hipnotizó a los manifestantes hasta hacerles creer que Óscar Puente era Brad Pitt para que todas y todos quisieran besarlo y hacerse un selfi con él.
Ahí la Yoli no llega. Ha perdido fuelle pasional.
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