Su Pasión
Fernando López Miras: antes de aprender a caminar, ya vestía de hebreo
El presidente de la Región de Murcia empezó en el Paso Blanco limpiando y emparejando botas. Poco después desfiló como "armao"
Fernando López Miras dice que en Lorca o se es blanco o se es azul. "No se puede andar con ambigüedades. Si eres azul, eres muy azul. Y si eres blanco, eres muy blanco". Se refiere a las cofradías del Paso Blanco y Paso Azul. Aunque como presidente de la Región de Murcia y como lorquino, alabe blancos y azules, cuando llega el Viernes de Pasión ejerce de blanco "aguerrido".
Tanto que el viernes volvió a sorprender, como ya lo hizo el año pasado, participando en el desfile como el emperador Teodosio I El Grande. Apareció en una imponente cuadriga, manejada con destreza y guiando los cuatro caballos a gran velocidad. El público, entusiasmado, gritaba a su paso el nombre de López Miras.
Su madre, María Jesús, le transmitió su fervor
El presidente, natural de Lorca, lleva la Semana Santa como ese hilo que va cosiendo su biografía. La fe, las tallas, los pasos, las andas y los tronos. Todo ello está arraigado en él. Hijo único, fue su madre, María Jesús Miras, fuertemente vinculada a la cofradía del Paso Blanco, quien le inoculó tal fervor, a pesar de que el resto de la familia es azul. "Pero azul, azul. Hay túnicas azules que se pasan de unos a otros y que han vestido todos mis primos. Mi madre es blanca y decidió hacer blanco a su único hijo y ahí se lío una buena", explicó en uno de sus pregones lorquinos.
Desde bebé le vistió de hebreo y, antes de dar sus primeros pasos, ya le llevaba en brazos a las procesiones. Empezó en el Paso Blanco limpiando y emparejando botas y poco después desfiló como "armao", es decir como uno de los soldados romanos que presenciaron la Pasión de Cristo, desde su captura hasta la custodia del sepulcro.
"Siendo muy niño veía desfilar a todos los tronos, pero cuando vi el del Cristo del Rescate sentí algo diferente. Quería ser costalero, quería llevarlo a hombros… participar de ese grupo. Mi ilusión era llevarlo, pero se hacía harto difícil, porque no conocía a nadie, no tenía contactos, ni familia blanca. Mi madre estaba harta de escucharme decir que quería ser costalero del Cristo de la Sangre". Y lo fue. Antes de cumplir los 18, le tomaron medidas y lo portó a hombros.
Lleva con mucho orgullo haber sido partícipe de la refundación de la banda de cornetas y tambores de los mayordomos. "Eso está en mi currículum vitae. Tocaba la trompeta. Venía desde la universidad a ensayar después de Navidad. La refundamos y nos empeñamos en tocar durante el pregón. Y lo hicimos. Éramos muy guerrilleros. Nos lo pasábamos muy bien".
Durante años su asignatura pendiente fue montarse en un carro y salir en los desfiles. "Quiero salir con una siga o una cuadriga". De nuevo, lo cumplió y esta ya es la segunda vez que ha representado al emperador Teodosio I en el desfile bíblico pasional.
"Algo que se lleva en el corazón"
¿Cómo no va a vivir la Pasión con la exaltación con la que lo hace? Como político, el presidente murciano destaca por su discurso vívido e irónico y un estilo muy personal y poco convencional. Son cualidades que traslada de su vida personal, incluida su forma de vivir la fe, implicándose en todo aquello que hace como "algo que se lleva en el corazón".
Cuando acompaña a los legionarios en el canto de "El novio de la muerte" durante la procesión de Jueves Santo, se emociona: "Cada vez que la escucho o la canto me veo a las puertas de Santo Domingo en la recogida del Cristo del Rescate. Ese instante está envuelto en un halo muy especial. Un tercio de legionarios escolta al trono. Se hace la noche, porque se apagan todas las luces y únicamente se ve iluminado al Cristo, una imagen bellísima, y todos comenzamos a entonar 'El novio de la muerte'. La recogida estremece. Es única. Es de esos instantes que hay que vivir, aunque sea una sola vez en la vida".