Consejos
Cómo aislar una casa del frío en invierno para ahorrar calefacción
Con la caída de las temperaturas y la subida del coste de la energía es recomendable revisar los aislamientos de la vivienda para que la factura del gas no se dispare
La imparable subida del coste de la energía ya se ha hecho notar en los hogares españoles. Con la llegada del frío, esta situación se puede agravar porque el gas supone más de un 40 por ciento del gasto energético de una vivienda. Por ello, es necesario revisar los aislamientos de la casa, tomar algunas precauciones y seguir una serie de trucos sencillos para tratar de mitigar el impacto en la próximas dos facturas, las más caras de todo el año.
Pero no sólo es importante en invierno, porque un buen aislamiento también ayuda a resguardarla del calor en verano y aportará un mayor confort y calidad de vida. Independientemente de que la vivienda sea nueva o de segunda mano, lo primero que hay que plantearse es la por dónde empezar.
En la mayoría de las ocasiones pensamos que puertas y ventanas son prioritarias para evitar las pérdidas de temperatura, pero lo cierto es que la mayor parte de las pérdidas térmicas se producen por el techo. El calor tiende a subir, por lo que en invierno, el 12 por ciento de calor se pierde por la parte superior. Así, es recomendable aislar los techos con algunos materiales que hacen de abrigo para nuestra casa como el algodón reciclado, corcho, espuma en spray, vermiculita, poliestireno o la fibra de vidrio. Estos materiales sirven para aislar techos pero también para las paredes de nuestro hogar. También se puede utilizar una pintura reflectante, que no absorbe el calor.
En el caso de que vayamos a hacer reforma, hay que ver si las paredes de nuestra casa son de una sola capa. En este caso, se puede introducir una doble pared con una cámara de aire de entre 8 y 12 centímetros, en la que también se puede poner aislantes como porexpán o lana de roca.
Es importante examina techos y paredes en busca de grietas, fisuras o filtraciones para repararlos e impedir la formación humedades y la entrada de aire frío.
Volviendo a las ventanas, el doble acristalamiento ha demostrado en los últimos años que es una manera muy efectiva de proteger la vivienda de la temperatura exterior. Asimismo, si los cerramientos tienen rotura de puente térmico evitaremos las condensaciones.
En muchas ocasiones, un mal acabado o por el paso del tiempo los aislantes de las ventanas pierden efectividad, por lo que un remedio sencillo es el uso de burletes y plintos en los espacios que quedan entre las hojas de las ventanas o puertas correderas. Además, otros elementos que pueden ayudar a aislar la vivienda es el uso de persianas, algunas ya llevan incorporadas materiales aislantes y si se bajan cuando el sol se va ayudarán más a mantener la temperatura interior.
Las cortinas también pueden funcionar como un elemento aislante. Los tejidos gruesos actuarán de pantalla y ayudarán a mantener la temperatura, pero es importante que no impidan la entrada de luz natural. También existen estores cuyos materiales ya están preparados paraevitar la entrada de calor en verano.
Un truco casero poco estético pero muy efectivo es forrar los cristales con plástico de burbujas. Su instalación es sencilla y es reutilizable. Tan solo hay que recortar el plástico a medida de la ventana, pulverizar agua sobre la ventana y colocarlo. El agua hará de adhesivo y mantendrá el plástico adherido al cristal.
También son muy efectivos los zócalos aislantes (adhesivos o fijos), que se pueden colocar en la parte baja de las puertas, para impedir la entrada del aire del exterior.
En el caso de tener terrazas, una buena solución sería la instalación de algunos de los tipos de acristalamientos existentes en el mercado (desde fijos a desmontables), que ayudarán a aislar la vivienda y que pueden ser una solución para poder ganar un espacio para hacer una zona de juegos, de lectura o de estar.
El suelo también debe estar preparado para guardar el calor. Así, los materiales de madera son los más idóneos para mantener la temperatura y ya pueden ser utilizados con sistema de calefacción eficientes como el suelo radiante.
En cuanto a la calefacción, es recomendable el uso de sistemas que garanticen una distribución homogénea del calor en todas las estancias y que pueda ser regulada (y programada incluso) de forma automática para mantener una temperatura equilibrada. Los sistemas de climatización por suelo radiante, además de calentar la casa sin derrochar energía, también disminuyen la pérdida de calor a través del suelo o de los techos y paredes (con los sistemas de techos y paredes radiantes).
Los radiadores dan más calor, pero de forma más puntual. Además, en muchas ocasiones están instalados en paredes que dan al exterior por lo que pierden eficiencia. En caso de tener este sistema, un truco puede ser colocar un aislante detrás del radiador o una lámina de papel de aluminio, para que el calor no vaya hacia la pared exterior y “rebote” hacia el interior de la vivienda, con lo que se aprovecha mejor la energía. Una buena forma sería recortar un trozo de cartón con la forma del hueco del radiador, con dos patillas para colgarlo de los soportes y forrarlos de papel de aluminio. De esta manera, el sistema será de quita y pon y no mancharíamos la pared con un adhesivo.
La tecnología permite ya calefactar una vivienda sin necesidad de gas ni de electricidad: La calefacción por infrarrojos, con precios que van desde los 130 euros, transforma el 95% de la potencia en radiación térmica, reduciendo el consumo de energía para su funcionamiento
También hay algunos trucos que sirven para cualquier tipo de casa y de sistema de calefacción, como puede ser la colocación de alfombras de lana que da sensación de confort y sirve también como aislante térmico. Incluso la decoración puede ser importante porque hay que evitar la colocación de muebles cerca de las fuentes de calor -sobre todo en el caso de tener un sistema de calefacción por radiadores- para no impedir la recirculación del calor.
Finalmente, y aunque no es un sistema de aislamiento, pero es recomendable tomar una serie de medidas para ahorrar como es mantener una temperatura estable en toda la vivienda entre los 20 y 22 grados. Cerrar los pasos de radiadores o bajar los termostatos de las habitaciones que no se usen y cerrar las puertas para evitar los desequilibrios térmicos.
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