Elecciones generales

La oficina de peticionarios

La Razón
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La noticia de que retiraba mi candidatura a la vicepresidencia económica provocó una gran desolación en mis seguidores, consternación en el entorno de Rajoy e inquietud en los mercados internacionales. No se habla de otra cosa en Madrid y, como escribíamos en el ABC verdadero, «la centralita se colapsó con las numerosas llamadas». Es lo que pensarán los que no sean ministros.

La rumorología es un juego divertido. Cada día me entero de marianistas de nuevo cuño que se sienten con méritos suficientes. Otros prefieren RTVE, Efe, los organismos reguladores, una embajada... la lista es interminable. Creo que Rajoy debería montar una oficina en Génova para atender a los peticionarios como se hacía en la Restauración. No entiendo por qué Rajoy se sintió tan solo tras las elecciones de 2008 cuando resulta que todos, incluidos muchos periodistas, eran fervorosos marianistas. He de reconocer que perdí mi oportunidad porque iba a los maristas y no entendí que eso de marianista era llamar líder o jefe a Mariano.