Atenas
Nadal como niño con bandera nueva
Rafa encabezará el día 27 el desfile de los 282 deportistas españoles que competirán en Londres
MADRID- Pierre de Coubertain, el padre del olimpismo, definió más o menos así a un campeón: «Aquél que retrocede, pero que jamás abandona». Y en él se inspiró Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE), para describir a Rafa Nadal, «el mejor abanderado que podría imaginar un país. Ésa es nuestra medalla de oro». Nadal, sentado entre ilustres deportistas, algunos campeones olímpicos, todos portadores de la enseña nacional en unos Juegos, miraba hacia abajo, humilde, tímido, como si no mereciera tanto elogio por ser quien es y por lo que será, portaestandarte, abanderado de los 282 deportistas españoles que competirán en Londres 2012 y en cabeza de ellos desfilará el próximo día 27 en el estadio olímpico londinense.
Alejandro Blanco ensalzó su personalidad y su valor deportivo; José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deportes, tampoco ahorró elogios y destacó que Rafa es el abanderado por méritos conseguidos «más allá de la raqueta». Nadal ya había hablado antes, cuando el presidente del COE le entregó la bandera del desfile. Habló de sus rodillas, que le están dando problemas, aunque confía «en llegar a los Juegos en las mejores condiciones».
Consciente de las dificultades que volverá a encontrar en la hierba de Wimbledon: «El título olímpico es el más difícil de todos. Un deportista puede concurrir, por lo general, a dos o tres. En mi primera aparición, en Atenas, me mandaron para casa a la primera. En Pekín, donde viví con mis compañeros en la Villa Olímpica unos días maravillosos, dos de las semanas más bonitas de mi vida, volví con el oro. Va a ser muy difícil repetirlo en Londres». Pero lo intentará. Sin embargo, eso no es lo más importante para él: «Lo importante es que soy el abanderado, y eso ya es especial. Para mí, llevar la bandera de España es un verdadero honor. Será uno de los momentos más emotivos que vaya a tener en toda mi carrera».
El salón de actos del COE atronó con una ovación larga y cerrada, mientras Isabel Fernández, abanderada en Atenas 2004; Alejandro Abascal, en Los Ángeles'84; Herminio Menéndez, en Moscú'80; Enrique Rodríguez Cal, en Montreal'76, y Jaime Belenguer, en Roma'60, se emocionaban con las palabras del tenista, porque ellos también sintieron antes lo mismo.
Belenguer recordaba que no se le iba a ver tras la bandera, «al ser gimnasta, era pequeñito»; Abascal, «que levitaba»; Isabel, que «fue inolvidable», y aconsejó al sucesor que disfrutara el momento; Herminio, que sintió no portar la bandera española por el boicot, y lo hizo con la del COE, y Rodríguez Cal que en su caso no hubo debate, ya que se ganó el derecho en los Juegos de Múnich, «al obtener la única medalla española», un bronce.
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