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Argentina

Tango gay

La Razón La Razón

Si Argentina estuviera en la Unión Europea, por su deuda, déficit y corrupción habría entrado en un plan de rescate. El matrimonio Kirchner ha sufrido descensos abisales en las encuestas que hacen imposible la reelección de cualquiera de los dos. Los Reyes Católicos del Río de la Plata –tanto monta Ernesto como Cristina– se han cortados las venas chocando con el campo, los agropecuarios, la mayoría de los cuales son estancieros modestos, en algunos casos. Han tomado una decisión a «la española», propugnando el camino lateral del matrimonio gay que divide a la sociedad y los enfrenta a la influyente Iglesia católica argentina. Tras un debate que duró más de 15 horas –llegaron hasta la madrugada– y sólo por seis votos, han equiparado en el Senado los matrimonios heterosexuales con los homosexuales, borrando del Código Civil los términos marido y mujer. Como estoy casado en Argentina con una criolla habré de llamarla «Vacaburra», si se deja, porque presentarla como mi mujer sería ilegal. El matrimonio gay confunde el idioma y diluye el concepto. Como parejas de hecho, las uniones homosexuales pueden tener controversia, aunque tienen los mismos derechos legales que las parejas heterosexuales. Pero el afán de apoderarse de la palabra matrimonio hace arder la controversia. En los esplendores gais del clasicismo griego y romano los hombres no matrimoniaban, ni tampoco en el caso de las damas de la Isla de Lesbos. Y ahora Argentina se convierte en el primer país de Hispanoamérica que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras el comandante y presidente Daniel Ortega se confiesa y toma la comunión en Nicaragua para ganarse el apoyo de la Iglesia. ¡Qué le vamos a hacer! Por falta de mujeres, el tango empezó en sus comienzos siendo bailado entre hombres.

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