Literatura
Nostálgicos argentinos apoyan a Nacha Guevara por Jesús Mariñas
Numerosos artistas argentinos asistieron a la «rentrée» madrileña de la artista Nacha Guevara, una especie de Pavlovsky femenino. Alberto de Mendoza aportó, a sus 87 años, sus aires de galán y, apoyado en un bastón, evitó las cámaras. Venía de recibir el premio Martín Fierro y habla maravillas de su presidenta Cristina: «En noviembre participaré en "Fausto", en Mar de Plata», explicó a una Loles León que reclamaba que le hicieran fotos de primer plano «porque estoy muy gorda». Se apoyaba en la veterana fidelidad de José Manuel Parada y del guionista Antonio Guerrero, con quien la Guevara recordó su mano a mano con Lola Flores en «Las coplas» televisivas de Carlos Herrera. Se percibió cierta melancolía en los ojos de Analía Gadé, a la que Nacha reconoció en cuanto sonó «Mi ciudad, las luces de mi ciudad», una especie de himno de identidad porteña.Nacha está como en su mejor época y preguntó a De Mendoza detalles íntimos sobe Tita Merello, objetivo de su próximo espectáculo. Lo hizo ante Juan Gatílal, que abrazó tiernamente cerca de Silvia Tortosa, quizá tan bien conservada y operada como la intérprete. El recital terminó con bravos, con una Thais Tous muda de emoción,en la cuarta fila. Los noventa minutos que duró su actuación supieron a poco. Algunos de los asistentes encontraron un cierto desfase en el antológico cancionero que va de Benedetti a Neruda. Nacha es fiel a su propósito, siempre reivindicativo y antisistema que la llevó al exilio. Documentos que pueden parecer desfasados en el tiempo «porque eran eficaces hace 30 años pero no encajan en la actualidad».«La mucamita» casi parece un cuplé digno de Saritísima. Es el lado más cómico de Nacha, una artista de las que ya no se ven «porque es otro mundo», opinó Isabel Pisano, quejosa de cómo se llevan los derechos de autor de su marido Waldo de los Ríos. Compartía con Loles en volumen torácico, bien apreciado por ese Don Juan llamado De Mendoza, que remató cual tango contándole a Nacha su entrevista con Eva Perón. Da gusto oírlos con su acento meloso y el amor reverencial que mantienen hacia temas que aquí parecen superados. Nacha acabó preguntando si «sería peligroso ir caminando hasta el Eurobuilding». Y todos le aconsejaron el coche, a lo que ella respondió: «¿Así estamos?». Peor, cabría apostillarle. Pero sonaría a tango.
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