Vic

La ficción independentista por Toni Bolaño

La Razón
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Duran Lleida es un líder controvertido. Sus posiciones no dejan indiferente a nadie. Su vida política ha pasado por todos los cedazos. Intentó ser el líder de los nacionalistas catalanes y plantó cara a Mas. No lo consiguió pero no tiró la toalla. Siguió marcando perfil propio construyendo un partido a su medida. Unió Democràtica, el hermano pequeño de la federación nacionalista, pero con vocación de influir en Madrid –Duran siempre ha querido participar en un gobierno de España– y de no ser una mera comparsa de CDC.
En este congreso, un rival intentó disputar el liderazgo del sempiterno líder. No sólo el alcalde de Vic, Josep Maria Vila d'Abadal, que se presentó agitando la independencia como elemento aglutinador de la oposición a Duran, no ha tenido ninguna opción sino que ha recibido un revolcón considerable. De entrada, tuvo que retirar la enmienda soberanista para no quedar en evidencia. De salida, quedó retratado en una minoría más que anecdótica.
Duran, sin embargo, no se conformaba con derrotar –humillar– a su rival en el seno del partido. Quería marcar perfil propio frente al hermano mayor. Y no se anduvo por las ramas. «La independencia es una ficción» apuntó contundente en su discurso de gestión. Si CiU se hubiera presentado con la independencia como carta de presentación no hubiera ganado las elecciones porque «la independencia divide». Los recados a Mas y a su núcleo duro llegaban como dardos a la sede de Convergencia. Duran no quiere que Unió sea un partido sumiso a las consignas de nadie y menos a las de los «chicos de Mas». Tampoco el PP quedó al margen de sus diatribas. Duran no perdona que lo hayan privado de su papel ante el gobierno de Madrid. Lo ha dado todo por tender puentes y no ha recibido nada. Mas y Rajoy deberían tomar nota.