Crisis política en Italia

El ocaso de Berlusconi

Condenado a 4 años por fraude fiscal, aunque un indulto lo reduce a uno. El magnate asegura que se trata de «una condena política e intolerable»

Silvio Berlusconi anunció esta semana su adiós definitivo de la política. Deja atrás una carrera llena de sobresaltos
Silvio Berlusconi anunció esta semana su adiós definitivo de la política. Deja atrás una carrera llena de sobresaltoslarazon

ROMA- Silvio Berlusconi, el «hombre más perseguido por los jueces de todas las épocas y de toda la historia en todo el mundo», como él mismo dice, tiene un motivo más para quejarse. Un tribunal de Milán le condenó ayer en primer grado a cuatro años de cárcel –reducidos a uno por la ley del indulto de 2006 que intenta disminuir el número de presos en las cárceles– por evasión fiscal en el «caso Mediaset».

El magistrado italiano Edoardo D'Avossa consideró que el ex primer ministro organizó con varios cómplices una maraña empresarial dedicada a la adquisición de los derechos de retransmisión de películas que tenía como objetivo inflar los precios para defraudar a Hacienda. La pena decidida por el juez es superior a la que pedía la Fiscalía, que solicitaba tres años y ocho meses de reclusión.

Berlusconi y los otros tres condenados, todos antiguos socios suyos, deberán pagar 10 millones de euros al erario público italiano. Fedele Confalonieri, presidente de Mediaset, el conglomerado audiovisual controlado por la familia del magnate, resultó absuelto. La sentencia incluye además que «Il Cavaliere» no podrá desempeñar cargos públicos durante tres años. Esta última parte de la condena en otro tiempo hubiera sido terrible para sus intereses políticos, pero no ahora, que ha decidido no presentarse como candidato a las próximas elecciones, que tendrán lugar en primavera, y ceder el liderazgo de su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), a quien salga ganador de las primarias que se celebran el 16 de diciembre.

En Italia nadie cree que el ex primer ministro, que acaba de cumplir 76 años, vaya a dar con sus huesos en la cárcel pese a la decisión de ayer del tribunal de Milán. A Berlusconi ya le han condenado en el pasado otras tres veces, pero nunca ha ido a prisión. Las sentencias llegaron en primera instancia, y luego evitó la pena gracias a la prescripción de los delitos o a que logró la absolución tras recurrir la decisión del juez. Ahora D'Avossa pide un año de reclusión, pero la apelación a la condena, que sus abogados ya han anunciado, la lentitud de la Justicia italiana y las implicaciones políticas del caso hacen muy difícil que «Il Cavaliere» acabe en la cárcel.

Fiel a su estilo, el ex primer ministro comentó la sentencia llamando a un programa de una de sus televisiones. En este caso, el elegido fue el informativo «Studio Aperto», del canal Italia 1. Abiertamente irritado por la decisión del tribunal, que calificó como «totalmente fuera de la realidad», comentó que «estaba seguro» de que iba a ser absuelto. «Ésta es una sentencia política. Hoy el país ha dejado de ser una democracia. Se trata de una decisión increíble e intolerable. No se puede seguir adelante así. Es la confirmación de un auténtico ensañamiento judicial. Es el uso de la Justicia con fines políticos», bramó el ex mandatario. En su opinión, no existe «ninguna conexión» entre la sentencia de ayer y su decisión de no presentarse como candidato a las elecciones. «Mis abogados y yo veíamos imposible una condena en este proceso».

La condena a Berlusconi no sólo supone una mancha más en su larga historia de problemas con los jueces, también salpica a su criatura política, el PDL. Pese a su paso atrás respecto a la primera línea política, «Il Cavaliere» sigue siendo el alma máter de un partido que ya lo estaba pasando mal. Según las encuestas, sufrirá un descalabro enorme en los próximos comicios. Los analistas políticos vaticinan incluso una disolución de la formación una vez que el magnate ceda de verdad las riendas. La caída del PDL deja huérfano al electorado de centro derecha italiano.

La sentencia de ayer llega tras un largo proceso. El «caso Mediaset» necesitó de casi diez años de investigación y seis de proceso judicial, interrumpido por los sucesivos blindajes de la Justicia que Berlusconi ha intentado repetidamente lograr cada vez que ha estado en el poder. Además de este juicio, «Il Cavaliere» tiene abiertos otros procesos.
El más mediático es el «caso Ruby», en el que está acusado de abuso de poder y de incitación a la prostitución de menores. Por estos delitos le podrían caer hasta 15 años de cárcel. Los otros procesos son el «caso Mediatrade», derivado también de la compraventa de derechos televisivos, y el «caso Consorte-Fassino», por revelación de información confidencial. Además, está entre los investigados por un escándalo de prostitución en la ciudad sureña de Bari.

Entretanto, Angelino Alfano, secretario general del Pueblo de la Libertad, calificó de «inesperado e incomprensible» el veredicto contra Berlusconi, fundador del partido. En su opinión, la condena «es la enésima prueba del ensañamiento judicial» contra «Il Cavaliere». De diferente forma opina el líder de Italia de los Valores, Antonio di Pietro, uno de los principales detractores del ex primer ministro, quien ha celebrado que «pese a todas las leyes ‘ad personam' que Berlusconi se ha fabricado y pese a la continua deslegitimación y denigración de los magistrados, la verdad ha salio a la luz».

Las claves del caso Mediaset
A la condena de Berlusconi, la Fiscalía de Milán añadió ayer la fianza de 10 millones de euros, que los implicados, incluido el ex primer ministro, deben depositar en la Agencia Estatal de Ingresos, la Hacienda italiana. El caso tiene su origen en la compra por parte del grupo televisivo Mediaset de 3.000 películas a una empresa norteamericana a través del intermediario Frank Agram –condenado también ayer– para aumentar los precios y poder evadir dinero del fisco –una suma de 21 millones de euros– con la recompra . La condena por el «caso Mediaset» llega 10 años después del inicio de las investigaciones y tras seis años de un proceso interrumpido. El mayor obstáculo lo supuso la denominada «Ley Alfano», una norma aprobada durante el gobierno de «Il Cavaliere» para impedir que se procesaran a las altas instituciones del Estado Italiano, entre las que se encuentra la figura del primer ministro.