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Un año después de la revolución que acabó con Gadafi Libia busca su porvenir

Libia cumple el primer aniversario del estallido de su revolución este viernes, 17 de febrero, con la satisfacción de haber acabado con el régimen del difundo dictador Muamar al Gadafi, pero en busca de llegar al final de su camino.

En la historia quedarán registradas las decenas de miles de muertos y heridos en los ocho meses del conflicto armado -entre febrero y octubre- que acabaron con los 42 años de férrea dictadura. "La fecha del 20 de octubre, que marcó el fin efectivo del régimen del dictador se quedará grabada para siempre en el espíritu de los libios y será un orgullo para las generaciones futuras", aseguró a Efe la integrante del Consejo Nacional Transitorio (CNT) Salwa Daghayli, en alusión al día en que Gadafi murió poco después de ser detenido y cuando se encontraba bajo custodia de un grupo de milicianos.


Tras largos años de injusticia y marginación, la sociedad libia, cargada de entusiasmo y esperanza, se embarcó en una rebelión para acabar con Gadafi. Sin embargo, una vez lograda la victoria se enfrentó con la dura realidad, la dificultad de reconstruir un país y edificar un estado de derecho sobre bases democráticas.


El consenso que prácticamente se había mantenido durante toda la revolución se acabó y comenzaron a aflorar las diferencias entre los miembros del CNT. Las protestas y la manifestaciones comenzaron a surgir tímidamente tras el fin de la guerra y fueron aumentado con el paso de los días.


La primera consecuencia política ha sido la reciente dimisión del vicepresidente y portavoz del CNT Abdelhafiz Ghoga. Detrás de este malestar se encuentra la incapacidad de las autoridades de hacerse con las riendas del país y de controlar las milicias, seis meses después del fin del conflicto.


En muchas ocasiones, estos grupos han recurrido a las armas para solucionar sus diferencias o imponer su ley en zonas bajo su control, en una claro desafío a las autoridades.
"Empezamos a salir de un periodo de revolución para entrar en la construcción de un estado de derecho. Tenemos importantes citas en los próximos meses para poner en pie nuestras instituciones y consolidar la democracia que todos los libios se merecen", comentó a Efe Hasan Adru, también miembro del CNT.


Para Andru, "el camino es largo y difícil"pero asegura estar determinado "a llegar hasta el final. Si nos detenemos ahora, nuestro combate no habrá servido para nada".


El próximo junio se deberá elegir un congreso nacional y una asamblea constituyente para redactar la ley fundamental del país. Sin embargo, todavía se necesitará al menos un año más para cerrar el periodo de transición y proceder a la celebración de elecciones generales.


En este sentido, para la política Daghayli, la tarea más importante no es reconstruir las ciudades o relanzar la economía, sino borrar las secuelas del viejo régimen y educar a la sociedad en las prácticas de la democracia y en sus principios. "Hoy, podemos decir sin ninguna duda, que Libia se porta bien, que la seguridad se ha instaurado en la mayor parte del país y que mis compatriotas respiran libertad", añadió.


Daghayli, que prefiere no detenerse a hablar de los cada vez más numerosos incidentes entre milicias, subrayó que "los libios deben demostrar al mundo de lo que son capaces".
"Hemos superado la fase más difícil, por lo que podemos solucionar las cuestiones secundarias", agregó.


El objetivo principal es la Libia de mañana: "Esa que estamos edificando y en la que los libios tengan libertad de elección, de expresión. En la que la mujer esté presente en todos los niveles", insistió.


Otro de los retos es la amenaza que pueden representar los partidarios del antiguo régimen, resucitada periódicamente por esporádicos enfrentamientos en algunas localidades y por las declaraciones en el exilio de algunos hijos de Gadafi. La pasada semana, Saadi al Gadafi, refugiado en Níger, prometió que volverá al país para encabezar una rebelión contra las nuevas autoridades. Sin embargo, para el CNT esta amenaza no es representativa. "Los libios son conscientes y están vigilantes. Nosotros estamos afrontando dificultades pero nuestra vista está puesta en un radiante porvenir y no en un oscuro pasado", concluyó el político Andru.