Baloncesto
Fischer el descubrimiento
D'or Fischer llegó al Real Madrid para ejercer de intimidador, de pilar defensivo, para contrarrestar el juego por encima del aro de los pívots del Regal Barcelona que tanto daño hizo la temporada pasada.
Esas eran las referencias que había del jugador procedente del Maccabi. La campaña del estadounidense estaba lejos de ser brillante hasta que llegó el tercer partido de la eliminatoria de cuartos de final de la Euroliga en Valencia. Fischer fue el jugador desequilibrante con el que nadie contaba. En algunos partidos había sido muy importante por su trabajo atrás, pero de brillar en el aro contrario, nada. Eso era trabajo para otros. Hasta ayer. El Power Electronics se topó con un pívot dominador que fue una pesadilla constante cuando el partido se decidía, en el arranque del último cuarto.
Fischer tomó el relevo a una excepcional primera parte de Tomic. El pívot croata fue el encargado de que el andamiaje del Real Madrid no se viniera abajo antes del descanso. La actividad defensiva de los valencianos maniató a todos los jugadores blancos salvó al número «4». Sus trece puntos entre los dos primeros cuartos evitaron que el Valencia fuera más allá de los once puntos de ventaja máxima (30-19, min 16). Fue el único motivo al que se agarró el Madrid cuando en los locales casi todos aportaban. La igualdad llegó cuando Tomic encontró ayudas en el resto de compañeros. Llull anotó su primera canasta bien avanzado el tercer cuarto; llegaron un par de triples de Suárez... Con eso, más defensa y la intermitencia de Tucker fue suficiente para que llegara la habitual igualdad (51-48, min 30).
En el Real Madrid no se recordaban unos diez minutos finales de un pívot como los que protagonizó Fischer desde los tiempos de Sabonis. Javtokas y Lishchuk vieron constantemente cómo un madridista volaba por encima de sus cabezas. Era Fischer. Encontró tres asistencias por encima del aro que acabaron en mates. Anotó un par de tiros de cuatro metros que dejaron a sus defensores sin saber exactamente dónde ubicarse. Sumó quince puntos sin fallo en el último cuarto para un total de 19. Además atrapó ocho rebotes y colocó un par de tapones. Todo en poco más de 22 minutos. Su espectacular arranque de cuarto le sirvió al Real Madrid para vivir un final tranquilo. A tres minutos para el final, el equipo se disparó (56-67), todos los jugadores nadaron a favor de corriente y el equipo de Molin se encontró, como mínimo, con el regreso a la Caja Mágica garantizado.
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