Elecciones generales

A buenas horas…

La Razón
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«No ves cómo en el movimiento del 15-M había ‘tics' de las jornadas del 12 y 13 de marzo de 2004 cuando, tras el atentado de Atocha, el ‘comando Rubalcaba' se puso a la faena de conquistar un voto que había dado la espalda al PSOE». Son las palabras de mi amigo Rogelio después de escuchar el discurso de Rubalcaba como candidato del PSOE. Hace algo más de un mes, persiguió lo mismo de cara al 22 de mayo pasado. No le sirvió, porque «los indignados» no surgieron bajo su manto y no pudo seducirlos a pesar de sus intentos. Pero no desespera. Quiere atraerse ese voto decepcionado del PSOE, decidido a decantarse por la izquierda o irse a la abstención. De ahí su alegato contra los bancos y su oferta de destinar parte de los beneficios a la creación de empleo. ¡Tendrá morro! ¿No se ha enterado de que ha sido él quien, como miembro del Gobierno, ha creado la Ley de privatización de las Cajas? Aún está a tiempo de impedirlo. No hace falta que espere a perder las elecciones. ¿No se ha enterado de que es el Gobierno, al que él aún pertenece, quien administra los impuestos derivados de los beneficios de las entidades financieras y de todos nosostros? Poco caso ha hecho para emplearlos en promover puestos de trabajo. ¡Bueno, bueno! y ¿qué decir de su invento de reforma laboral mediante contratos «con flexibilidad, como pide la patronal, y con seguridad como reclaman los sindicatos». ¡Toma ya! ¿Cómo se come eso?. ¿Cómo es posible que tantos años viviendo en, para y de la política hayan servido para tan poco? La verdad es que Rubalcaba, Alfredo o P., como quiera que se llame, hace gala de una inmadurez política asombrosa o se basa en el engaño, como ha hecho gala durante su larga andadura pública. Así es la vida.