Cataluña
«El catolicismo sufre bulling en España»
Daniel Arasa une derechos humanos y religión en su nuevo ensayo
BARCELONA- Miquel Roca Junyent augura en el prólogo que el nuevo libro que publica Daniel Arasa, «Derechos humanos y religión en Cataluña» (Pagès Editors), será polémico. «Muchos lo podrían haber escrito pero no se han atrevido», dice el autor sobre su esta obra en la que hace una profunda reflexión sobre los derechos humanos, y, en particular, sobre la libertad religiosa.
«La libertad religiosa está amenazada. Hay una persecución religiosa a nivel mundial, sobre todo en países musulmanes y comunistas con violentas matanzas, pero en Occidente sufrimos una amenaza más silenciosa», explica Arasa (Tortosa 1944), que considera que se vulneran los derechos humanos.
«Aquí no se matan sacerdotes o impiden a la gente que vaya a misa, lo que sufre la religión es una marginación constante y se impide su presencia en la vida pública», dice este profesor de Periodismo en las universidades Pompeu Fabra y Abat Oliba CEU. «Mientras en los países donde hay una persecución religiosa explícita es como si tuvieran un cáncer grave, en Occidente es como quien sufre fibromialgia, que no mata pero hace vivir mal», compara.
Algunos de los hechos que demuestran este «bulling que sufre el catolicismo, un silencio culpable de autoridades, sociedad y medios de comunicación» son el cambio de nombre de las calles con nomenclaturas religiosas, la eliminación de las fiestas católicas del calendario escolar o obras de teatro que ridiculizan los valores cristianos, ejemplifica Arasa, que considera que «hay más miedo de atacar a la religión musulmana, ya que responden con bombas».
Para el autor, la persecución religiosa está aún más presente en nuestro país que en el resto de Europa. «Mientras la transición fue una época ejemplar como modelo de tolerancia y compresión, la política anticristiana de José Luis Rodríguez Zapatero de enfrentamiento constante con la Iglesia contribuyó a la intolerancia religiosa», explica
«Zapatero se buscó un enemigo y fue la Iglesia, y, por ello, empezó a atacarla con las leyes del aborto, el divorcio exprés, el matrimonio homosexual o la memoria historica, hasta el punto de convertir todo lo relacionado con la religión en sinónimo de arcaico», explica Arasa preocupado por las consecuencias que conlleva. «Destruir la conciencia moral de la gente y activar este odio hacia la religión es más grave que la crisis económica. Recuperar valores como el valor de la vida o de la fidelidad matrimonial tardará varias generaciones, el cambio de las personas es más lento que el cambio de la economía», afirma.
Para recuperar estos valores, Arasa recomienda dar ejemplaridad y crear puentes de diálogo. «Los que tenemos estos valores hemos de dar una ejemplo en la manera de vivir», dice Arasa, que ha recibido galardones por su actividad periodística y docente. «Es imprescindible que desde la política las leyes vayan cambiando así como despertar la concienciación de la amenaza de la libertad religiosa», concluye.
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