Nueva Orleans
Obama lanza el «Katrina» contra Bush
Conmemoró el quinto aniversario de la tragedia del «Katrina» en Nueva Orleans. Obama sigue en campaña electoral.
La última vez que Barack Obama estuvo en la universidad católica Xavier de Louisiana fue el invitado de honor. Ocurrió en 2006. Allí, pronunció un discurso en la ceremonia de graduación del primer curso que terminó sus estudios tras la catástrofe del «Katrina». Entonces era un senador con futuro prometedor y se había hecho dueño de los titulares de la Prensa por sus críticas a la gestión del desastre del entonces presidente Bush.
Cuatro años después, y ya como presidente, Obama se volvió a desplazar ayer a este centro de tradición afroamericana para conmemorar el quinto aniversario del huracán que asoló Nueva Orleans, pero ahora son los conservadores los que le atacan a él.
Así las cosas, el presidente utilizó su intervención para defender su gestión en la reconstrucción del desastre del «Katrina» y la crisis del derrame del petróleo de BP, acontecida en la misma zona devastada por el huracán.
Obama indicó que «Nueva Orleans se ha convertido en un modelo para la nación». También tuvo duras palabras para la Administración de su antecesor, George W. Bush. «(El huracán) fue un desastre natural, pero también una catástrofe por las manos del hombre, por el colapso vergonzoso del Gobierno que dejó a innumerables personas abandonadas y solas», quiso recordar.
Sí tuvo buenos apuntes dedicados a la urbe de Nueva Orleans. «Hace cinco años muchos cuestionaban que se pudiera volver aquí. Hoy Nueva Orleans es una de las urbes de Estados Unidos con mayor crecimiento, con un gran resurgimiento de nuevos pequeños negocios», señaló.
Sobre el desastre de la plataforma de BP desatado durante su Administración se limitó a defender su gestión. «Prometí que se iba a parar el derrame de BP y se ha hecho», destacó. «Lanzamos la mayor campaña de respuesta en la historia de Estados Unidos», recordó también Obama.
Más allá de estos dos desastres, su visita se produjo sólo un día después de que el «Tea Party», ala más consevardora de los republicanos, organizase una manifestación en el monumento de Martin Luther King Jr. en contra de Obama en Washington. Le acusan de dividir Estados Unidos, no ser un americano de verdad, ser musulmán y no haber nacido en suelo estadounidense.
Mientras, entre toda esta crispación, los analistas de la Casa Blanca hacen sus cuentas. Ya saben que van a perder la mayoría en el Senado, pero se empieza a especular con la posibilidad de perder también la Cámara de Represetantes, donde de momento la agrupación de Obama goza de amplio margen de escaños.
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