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Cataluña

El bienpensante por Sabino Méndez

 
 larazon

Siento necesario comentar la oportunidad y certeza con que, hace una semana, Alfonso Ussía contestó las torpes declaraciones del entrenador Guardiola sobre que en Cataluña no existían marqueses. Ussía plantó frente a él la simple realidad documental. Señaló el buenismo de imagen externa que se hallaba en la nuez de esas apresuradas declaraciones. Es un buenismo falaz que conozco perfectamente en nosotros, los catalanes. Una voluntad de superioridad de justicia, un tanto petulante, que se supone pero que en realidad nunca se ha visto. La Cataluña sin marqueses sólo existe en el pensamiento de los Guardiola y ése es el problema. Que la mitad de los catalanes nos vemos obligados a vivir en un país que no tiene nada que ver con la realidad y que sólo responde a las fantasías de TV3, de Guardiola y de los nacionalistas.

El buenismo petulante y bienpensante, el exceso de impostar rectitud, tiene un punto débil: que el día que te sale un feo, la máscara se resquebraja y quedas como un hipócrita. Eso le sucedió a Guardiola cuando le alejó un balón a CR9 en el derby con un gesto innecesario y maleducado que provocó una buena tangana. Fue un detalle fugaz que en Mourinho hubiera quedado como humor canalla. Verlo en Guardiola producía ese inquietante hedor verde de la barbarie que aflora cuando la débil capa de la represión se rompe en un curilla falso. He sentido necesario escribir estas líneas porque podría interpretarse que el madridismo de Ussía influenciaba su juicio. No hay tal. Soy barcelonista rendido y adoro a Guardiola por su trabajo, por la maravilla artística que nos ha entregado con este equipo. Por quererlo, creo también que Ussía le hace un favor poniéndole en guardia contra el riesgo de convertirse en un hipócrita a fuer de bienpensante.