Sevilla
Señor colegiado por Lucas Haurie
Por si no teníamos suficiente con ser el sector más golpeado por la crisis después de la construcción, el segundo en el que más empleos se han destruido, los periodistas caminamos ahora hacia el abismo de la domesticación atados por el dogal administrativo. Se creará en Andalucía, como en la norcoreana Cataluña, un colegio profesional que es más bien partida de la porra o tenida de tíos Tom en la cabaña con la doble función de que los partidos coloquen allí, jugoso sueldo mediante, a sus más fieles sicarios mediáticos y que éstos manden admoniciones e incluso anatemas a los díscolos, los pocos entusiastas o directamente a quienes cometan la imperdonable osadía de pensar por su cuenta. Que cuenten conmigo para la primera reunión, por favor, en la que tendré el inmenso placer de verter aguas menores y mayores sobre la mesa de conferencias. Se empieza trabando amistad con la gente de los gabinetes de prensa y se termina delante de una comisión ética por cualquier chorrada. El ejercicio del periodismo está más que regulado en dos libros esenciales: el diccionario de la RAE y el Código Civil. Fuera de eso, no hay más que sumisión, ganas de complacer al poder y moralina de pitiminí. Trincones.
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