Londres

Insumisión a la carta por Eduard Escartín

La Razón
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Éramos pocos y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, nos lanza un desplante-desafío en forma de enigma lingüístico y del que se deduce un galimatías sobre las costuras de la Constitución. Hay que reconocer que esta alusión a la sastrería enriquece la historia de las relaciones Cataluña-España.

Por supuesto, enseguida han salido los patriotas de oficio, más o menos encuadrados por la inefable asociación Òmnium Cultural, y han proclamado la insumisión fiscal con respecto al Estado, como es de imaginar. También el coro mediático ha comenzado a hablar del inicio de la cruzada de liberación.

Humildemente, pienso que esto de la insumisión es un arma peligrosa, pues por la misma razón que el propietario de ovejas de Siurana no quiere pagar al Estado expoliador, a mí no me da la gana de pagar las fantasmadas separatistas de la Generalitat o a su recua de subvencionados. Y no hablemos del Ayuntamiento de Barcelona, que cada año me insulta al incumplir la Ley de Banderas y no pone la enseña española el 12 de octubre en los transportes públicos o estigmatiza a la lengua de la mitad de los barceloneses al declarar el catalán como única lengua del Ayuntamiento. Pues bien, no paguemos ni el IBI, ni el impuesto de circulación y así aprenderán lo que es España.

Señor Mas no se puede servir a dos señores; al PP para que les saquen las castañas del fuego en el presupuesto de la Generalitat, y al separatismo con transiciones y ampliación de costuras de la Carta Magna como dijo durante un discurso. Y eso vale en Barcelona y en Londres.