Sarkozy impone a sus ministros vacaciones en Francia

París. Nicolas Sarkozy pitó ayer el final de la polémica. A partir de ahora los miembros de su Gobierno tendrán que pedir permiso para pasar sus vacaciones fuera de Francia o para aceptar las generosas invitaciones de países extranjeros. Tanto el Elíseo como el primer ministro deberán así examinar si son "compatibles con la política extranjera de Francia"antes de dar su visto bueno.

El presidente galo no quiere oír hablar más ni de las vacaciones tunecinas de la ministra de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, este pasado fin de año y en plena revuelta popular en aquel país magrebí, ni del viaje egipcio, en las mismas fechas, del primer ministro, François Fillon, alojado junto a su familia por gracia de Hosni Mourabak, tres semanas antes de que el pueblo se levantara contra el autócrata.

Desde que se conoció la noticia hace una semana, la oposición francesa, levantada en armas, ha pedido de manera tan insistente como infructuosa la dimisión de la ministra, que supuestamente utilizó para desplazarse el jet privado de un amigo empresario tunecino que ella insiste en desmentir fuera alguien cercano al ex presidente Ben Ali, sino al contrario, "una víctima". La izquierda cuestiona también el comportamiento del Gobierno en materia de "moral pública"acusando a Sarkozy de no cumplir con su promesa electoral de una "República irreprochable". "Lo que era común hace unos años hoy puede resultar chocante y por eso debe estar estrictamente enmarcado"advirtió ayer a su equipo el jefe del Estado galo recalcando, a modo de llamada al orden, el deber de "real transparencia"de toda persona que gobierna o ejerce responsabilidades públicas.