Francia

El ADN: la prueba definitiva por Francisco PÉREZ ABELLÁN

La Razón
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Dominique Strauss-Kahn es un hombre tan poderoso que abruma pensar que pueda estar atrapado en un incidente tan ruidoso y tan vulgar. Lo primero que se piensa es que el posible candidato socialista a la presidencia de Francia tiene muchos enemigos que pueden haberle preparado una trampa. Por tanto lo juicioso es tener en cuenta que no se puede atribuir ningún delito a nadie, y menos al director gerente del Fondo Monetario Internacional, hasta que no se haya vencido la presunción de inocencia. Tenido en cuenta que las imputaciones del fiscal –acoso sexual, imposición de acto y detención ilegal– son solo sospechas que deben ser refrendadas con pruebas, hay una serie de indicios que se lo ponen difícil a Dominique. El primero es el hecho de que abandonara la habitación dejando parte de sus pertenencias sin recoger. Igualmente el precipitado abordaje del avión del que lo sacan los policías como si fuera un polizón. Y finalmente, lo más importante, la denuncia de la camarera que lo ha reconocido en una rueda de sospechosos.
Aún así, y por ser vos quien sois, queda la parte científica, el examen forense y la prueba del ADN, ácido desoxiribonucleico. Quiero decir que con los anteriores datos, un tipo cualquiera iría al fondo de la celda en espera de que mejore el humor del juez. Pero Dominique Strauss-Kahn es uno de los diez hombres más poderosos de Europa y además goza de una constitución física fuerte y en forma. De modo que ha movilizado a sus abogados que examinaran las posibilidades de que todo esto haya sido el resultado de una trampa y además tratarán de demostrar que tiene una coartada: mientras sucedía el supuesto hecho en la habitación del hotel, él estaba comiendo con su hija en otro lugar.
De cualquier forma, la agresión a la mujer, que no se ha concretado, debió ser muy violenta por lo que ha trascendido: golpes, ropas rasgadas y quizá semen y sangre. Las heridas permitirán a los médicos determinar si la lucha fue entre la camarera y el político, y sin duda con el cotejo consiguiente podrán establecer cómo se hicieron unas y otras. Lo primero en un caso de esta categoría es establecer si él tiene arañazos y por supuesto de ser así, podría haber un poquito de piel bajo las uñas de ella; bastaría con eso.
Por otro lado, tal y como ocurrió con Mónica Lewinsky y aquel presidente que decía que el sexo oral no era sexo, a pesar de lo cual ella guardó un vestido manchado, que lo arrojó para siempre a la tumba de los mentirosos, hay un medio de prueba. Si se produjo algo de brutalidad en el presente ataque, es posible que la víctima haya podido guardar una prueba sobre su vestido donde el ADN dibujará el nombre del culpable.