Deportes
Despedida de oro para Phelps
«Es fuerte pensar que el 4x100 estilos de hoy ha sido la última prueba de mi carrera en unos Mundiales. Fantástico finalizar con una medalla de oro. Y fantástico haberlo conseguido en una prueba de relevos». Michael Phelps se despedía en Twitter de los Campeonatos del Mundo de natación. Nunca más volverá a nadar en esta competición. Ahora ya piensa en los Juegos de Londres. Y después, probablemente llegue el momento de la retirada.
Ayer se despidió a lo grande. Enderezó el relevo estadounidense en la mariposa, recuperó más de un segundo en su relevo y dejó la medalla de oro a la vista para que Nathan Adrian la rematara en el estilo libre. Phelps se va con siete medallas, cuatro de oro. Una menos que Ryan Lochte, el hombre de los cinco oros. Ayer se impuso con asombrosa facilidad en los 400 estilos, aunque no pudo superar el récord del mundo que mantiene Phelps. El único récord del mundo de la jornada lo consiguió el chino Sun Yang en los 1.500 libres. Superó la marca que poseía el australiano Grant Hackett desde hacía diez años y dejó el nuevo tope mundial en un tiempo de 14:34.14.
España afrontaba la última jornada con dos esperanzas, la de Mireia Belmonte en los 400 estilos y la de Aschwin Wildeboer en los 50 espalda. Los dos se quedaron a un paso de las medallas, cuartos. Mireia pagó el paso por la espalda, su especialidad más débil, y no llegó a tiempo para alcanzar el que hubiera sido el único podio español fuera de la sincronizada. Porque Aschwin Wildeboer, que había renunciado al 200 espalda por centrarse en la explosividad del 50, quedó también a las puertas.
Los resultados de la natación española se reducen, como ocurre casi siempre en los grandes campeonatos, a las medallas de la sincronizada. Un balance insuficiente para el secretario de Estado para el Deporte, Albert Soler. «No podemos decir, salvando la sincronizada, que volvemos del Mundial de natación satisfechos. Algo no funciona y habrá que arreglarlo a tiempo», comentó ayer en Twitter. Queda sólo un año para los Juegos de Londres y dos para que Barcelona vuelva a acoger los Mundiales de natación. «Así no podemos llegar y no vale el cargar sobre los deportistas», lamentó Soler.
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